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Por Carlos Nasif
El mundo volvió a darle una mano a la Argentina
6 de enero de 2007
Una nueva cultura de la comercialización internacional parece haberse instalado en 2006, cuya tendencia indicaría que continuará este año.
Casi todos los datos oficiales, tanto desde el Gobierno como de entidades privadas, revelan que el año pasado se vendió menos volumen de productos agroalimentarios, pero dado el contexto internacional, el ingreso por divisas fue superior. El mundo nos dio una mano, pero ¿supimos aprovecharla?
Esto quebró una modalidad que venía dándose anteriormente, con un pico dado en 2005, que mostraba a la Argentina creciendo en exportaciones año tras año en volumen y, como consecuencia de ello, también ingresaban más divisas.
Las preguntas que uno podría hacerse son muchas. ¿Realmente se perdió una gran oportunidad de aprovechar una situación mundial muy favorable para aumentar el superávit comercial y fortalecer la Marca Argentina en el exterrior? ¿No mandar tantos alimentos al mundo sirvió para abastecer mejor a los argentinos? ¿El vacío que dejó la Argentina en varios mercados fue la oportunidad de otras naciones que lo aprovecharon? ¿El Gobierno acertó al mantener el mismo nivel de recaudación por retenciones con menos volumen exportado o perdió recursos importantes?
Cada óptica puede tener una respuesta diferente y es finalmente los dos puntos de la cadena productiva quienes deberán determinar en su balance final qué fue lo mejor: el productor agropecuario determinará cómo afectaron las limitaciones a las exportaciones el comportamiento de su negocio y el consumidor deberá interpretar cómo le fue en la góndola.
Las carnes es un claro ejemplo de lo que sucedió el año pasado. Sin contar el último mes del año, se exportó un 21 % menos que en 2005, pero los como los valores fueron un 20 % mayor, la caída de divisas sólo se redujo en un 4 %. Se cree que tras los datos de diciembre esos números pueden modificarse algo, pero para peor.
También en legumbres y hortalizas se observa una brecha importante entre el volumen y las divisas recibidas.
Sólo hasta septiembre, que son los datos oficiales con los que se cuentan, las exportaciones, que superaban los 200 millones de dólares, habían sido superiores sólo en un 2 % en volumen, pero un 30 % en facturación.
En lechería, las cifras son menores, pero con la misma tendencia y cae abruptamente en el tema quesos, muy afectado por las retenciones.
En los primeros 10 meses de 2006 el volumen exportado del sector lácteo creció un 29 por ciento, mientras que las divisas creciendo un 30 %. Este fue el único sector de los centrales del agro, que le redujeron las retenciones durante 2006 a valores de julio de 2005.
Durante 2005 el volumen exportado de productos agroalimentarios fue el doble respecto de las divisas generadas comparado con 2004.
Para los granos la situación no parece ser diferente. Estimaciones privadas para este año revelan que el contexto mundial y el probable aumento de la cosecha argentina comparada con la recogida el año pasado, permitirían aumentar las divisas en 2000 millones de dólares.
La estrategia comercial internacional es clave en cualquier país. Este concepto es básico en el mundo de los negocios y cuando se trata de un país agroindustrial como el nuestro definir un programa en ese sentido debería ser una cuestión de Estado.
El tema es: seguir privilegiando el mercado interno, mantener un nivel de exportaciones similares a los últimos años y sostener una recaudación fiscal; o dar un salto, ser agresivos comercialmente en el mundo y posicionarnos como lo que alguna vez fuimos: el granero del mundo.
Casi todos los datos oficiales, tanto desde el Gobierno como de entidades privadas, revelan que el año pasado se vendió menos volumen de productos agroalimentarios, pero dado el contexto internacional, el ingreso por divisas fue superior. El mundo nos dio una mano, pero ¿supimos aprovecharla?
Esto quebró una modalidad que venía dándose anteriormente, con un pico dado en 2005, que mostraba a la Argentina creciendo en exportaciones año tras año en volumen y, como consecuencia de ello, también ingresaban más divisas.
Las preguntas que uno podría hacerse son muchas. ¿Realmente se perdió una gran oportunidad de aprovechar una situación mundial muy favorable para aumentar el superávit comercial y fortalecer la Marca Argentina en el exterrior? ¿No mandar tantos alimentos al mundo sirvió para abastecer mejor a los argentinos? ¿El vacío que dejó la Argentina en varios mercados fue la oportunidad de otras naciones que lo aprovecharon? ¿El Gobierno acertó al mantener el mismo nivel de recaudación por retenciones con menos volumen exportado o perdió recursos importantes?
Cada óptica puede tener una respuesta diferente y es finalmente los dos puntos de la cadena productiva quienes deberán determinar en su balance final qué fue lo mejor: el productor agropecuario determinará cómo afectaron las limitaciones a las exportaciones el comportamiento de su negocio y el consumidor deberá interpretar cómo le fue en la góndola.
Las carnes es un claro ejemplo de lo que sucedió el año pasado. Sin contar el último mes del año, se exportó un 21 % menos que en 2005, pero los como los valores fueron un 20 % mayor, la caída de divisas sólo se redujo en un 4 %. Se cree que tras los datos de diciembre esos números pueden modificarse algo, pero para peor.
También en legumbres y hortalizas se observa una brecha importante entre el volumen y las divisas recibidas.
Sólo hasta septiembre, que son los datos oficiales con los que se cuentan, las exportaciones, que superaban los 200 millones de dólares, habían sido superiores sólo en un 2 % en volumen, pero un 30 % en facturación.
En lechería, las cifras son menores, pero con la misma tendencia y cae abruptamente en el tema quesos, muy afectado por las retenciones.
En los primeros 10 meses de 2006 el volumen exportado del sector lácteo creció un 29 por ciento, mientras que las divisas creciendo un 30 %. Este fue el único sector de los centrales del agro, que le redujeron las retenciones durante 2006 a valores de julio de 2005.
Durante 2005 el volumen exportado de productos agroalimentarios fue el doble respecto de las divisas generadas comparado con 2004.
Para los granos la situación no parece ser diferente. Estimaciones privadas para este año revelan que el contexto mundial y el probable aumento de la cosecha argentina comparada con la recogida el año pasado, permitirían aumentar las divisas en 2000 millones de dólares.
La estrategia comercial internacional es clave en cualquier país. Este concepto es básico en el mundo de los negocios y cuando se trata de un país agroindustrial como el nuestro definir un programa en ese sentido debería ser una cuestión de Estado.
El tema es: seguir privilegiando el mercado interno, mantener un nivel de exportaciones similares a los últimos años y sostener una recaudación fiscal; o dar un salto, ser agresivos comercialmente en el mundo y posicionarnos como lo que alguna vez fuimos: el granero del mundo.