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Por Carlos Nasif
Días decisivos para el paro del campo
21 de marzo de 2008
La decisión de las entidades del campo de continuar la protesta hasta que el Gobierno dé señales de cambio en el plan de retenciones a las exportaciones comienza a entrar en una etapa decisiva.
Ya pasó el tiempo de manifestar la bronca públicamente y el grado de la protesta ahora llega al nivel de provocar desabastecimiento de alimentos en la población. Esto provoca un nuevo nivel de exigencias para el Gobierno que lleva todo el peso político de responder a un sector que le plantea un desafio de tira y afloje y una población que hará sentir su molestia si en las góndolas comienzan a faltar alimentos básicos.
Es inevitable que comience el desabastecimiento si el paro se extiende durante los días hábiles de la semana próxima. Por logística, aunque se levantara la medida de fuerza, los productos tardarán en llegar al comercio.
Las posiciones entre el Gobierno y los productores están tensas. Aunque se niegue una negociación, a esta altura del paro seguramente que hubo contactos como para superar el conflicto, que tampoco favorece a los productores, próximos a iniciar las labores de cosecha.
La fortaleza que logró el campo es una adhesión con pocos precedentes en la historia del gremialismo. La actitud de los productores obligó a la dirigencia y frenó a los funcionarios en la dialecta que siempre se genera en un conflicto de estas características.
Las aspiraciones del campo de retrotraer los niveles de retenciones a los valores fijos puede dejar sus huellas. Porque si gobierno cede, inevitablemente, tiene un costo político a nivel ministerial, y si el campo no logra su objetivo de torcer el brazo al Gobierno los productores pueden generar una rebelión que supere el poder de decisión de las entidades.
El grado de disconformidad a nivel de las bases es demasiado alto como para pensar que solución es sencilla. La expectativa es que haya medidas de fondos y los límites para las retenciones no pueden superar el 40 % para la soja.
No sólo está en juego lo que pasa de aquí a una semana con la protesta, el desabastecimiento o el alejamiento de un ministro. En el campo ya comienzan a plantearse que el trigo no se va a sembrar y el inicio de la nueva campaña de granos, con ese cereal a la cabeza, está a la vuelta de la esquina.
Esta semana es clave y definitoria. Difícilmente se pueda pensar que el paro pueda extenderse más allá de este mes.
Ya pasó el tiempo de manifestar la bronca públicamente y el grado de la protesta ahora llega al nivel de provocar desabastecimiento de alimentos en la población. Esto provoca un nuevo nivel de exigencias para el Gobierno que lleva todo el peso político de responder a un sector que le plantea un desafio de tira y afloje y una población que hará sentir su molestia si en las góndolas comienzan a faltar alimentos básicos.
Es inevitable que comience el desabastecimiento si el paro se extiende durante los días hábiles de la semana próxima. Por logística, aunque se levantara la medida de fuerza, los productos tardarán en llegar al comercio.
Las posiciones entre el Gobierno y los productores están tensas. Aunque se niegue una negociación, a esta altura del paro seguramente que hubo contactos como para superar el conflicto, que tampoco favorece a los productores, próximos a iniciar las labores de cosecha.
La fortaleza que logró el campo es una adhesión con pocos precedentes en la historia del gremialismo. La actitud de los productores obligó a la dirigencia y frenó a los funcionarios en la dialecta que siempre se genera en un conflicto de estas características.
Las aspiraciones del campo de retrotraer los niveles de retenciones a los valores fijos puede dejar sus huellas. Porque si gobierno cede, inevitablemente, tiene un costo político a nivel ministerial, y si el campo no logra su objetivo de torcer el brazo al Gobierno los productores pueden generar una rebelión que supere el poder de decisión de las entidades.
El grado de disconformidad a nivel de las bases es demasiado alto como para pensar que solución es sencilla. La expectativa es que haya medidas de fondos y los límites para las retenciones no pueden superar el 40 % para la soja.
No sólo está en juego lo que pasa de aquí a una semana con la protesta, el desabastecimiento o el alejamiento de un ministro. En el campo ya comienzan a plantearse que el trigo no se va a sembrar y el inicio de la nueva campaña de granos, con ese cereal a la cabeza, está a la vuelta de la esquina.
Esta semana es clave y definitoria. Difícilmente se pueda pensar que el paro pueda extenderse más allá de este mes.