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20 de abril de 2024
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Por Carlos Nasif
Las entidades presas del discurso de Cristina
27 de marzo de 2008
El conflicto entre el campo y el Gobierno ingresó en una nueva etapa, en el que las partes involucradas ahora son tres. Por un lado la Presidente Cristina Fernández de Kirchner volvió a pronunciarse en público sobre la protesta, ahora en un tono más suave, aunque sin despegarse de conceptos básicos en contra del sector; los dirigentes de las cuatro entidades que lanzaron la protesta, y los productores genuinos que están en las rutas.

Entonces, con esta nueva situación, los dirigentes rurales se sienten como el fiambre del sándwich, porque quieren responder al llamado de la Presidente al diálogo y terminar con el paro, pero se encuentran con una fuerte presión de las bases para no llegar a esa instancia sin un mensaje más claro del Gobierno sobre el tema retenciones.

Y en ese fiambre algunos se sienten queso y otros el jamón. La diferencia muestra los perfiles de cada entidad.

El nuevo discurso de la Presidente no cayó bien en las rutas. Aunque consideró a los pequeños productores, volvió a insistir con errores técnicos, que los productores llaman mentiras, y no anticipó si un atisbo de alguna medida que podrían alentar la solución definitiva del conflicto.

Tras las palabras de Cristina, los productores sintieron que no vendrán cambios en el tema retenciones y que la idea del Gobierno es seguir la política de compensaciones. Este sistema, engorroso, de difícil acceso para el pequeño y mediano productor y manejado por un organismo cuestionado, ha sido polémico desde su nacimiento.

Por ello es que en las rutas reclaman medidas concretas. Bajar el índice de retenciones por debajo del 40 % y que no sea móvil, porque de esa manera se evita la incertidumbre que interrumpe los mercados de futuros y quita previsibilidad a los presupuestos.

Por varias circunstancias la situación está en un punto límite. Por la provisión de alimentos, por el cansancio en las rutas, por la impaciencia de los camioneros y por el costo político de una protesta que ya es histórica.

El campo ya ganó con esta protesta. Se ha ganado el respeto y la atención de una sociedad que vivió atónita como dejaron crecer un conflicto sin sentido. Acusaciones vanas, que ahora no sirven de nada, siguen siendo las excusas para explicar cómo en dos semanas no se pudieron solucionar las diferencias o porqué se expuso a la Presidente a esta situación de debilidad política y sin demasiado margen para resolver la polémica.

Es un momento bisagra para el paro del campo. Un dirigente rural señaló esta semana que hasta ahora se había logrado una escasez de alimentos en la población, pero que estaban en condiciones de alcanzar un gran desabastecimiento con lo que eso significa. Si la solución no llega rápido, como máximo el fin de semana, se abre la posibilidad de que se cumpla esa predicción.