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24 de abril de 2024
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Por Carlos Nasif
La Cuota Hilton o la gallina de los huevos de oro
18 de julio de 2009
Para el mundo de la ganadería la Cuota Hilton es un tesoro que se cuida con tanto esmero como recelos. Es la forma más sencilla de exportar carne en bajo volumen y a muy buen precio.

La Cuota Hilton nació en 1980 como una compensación de la Unión Europea a países de América y Oceanía por los subsidios que aplicaba en los productos agrícolas, permitiendo la exportación de carne con un muy bajo arancel. Generalmente, se envían los mejores cortes vacunos a un muy buen precio. El período de la operación es de un año entre los meses de junio de cada año.

En la temporada 2008/2009 se cumplió el cupo de 28.000 toneladas (el más grande para un país de América del Sur) y se facturó por 336 millones de dólares, a 12.000 dólares la tonelada. Este es un muy buen precio, aunque supo llegar a 15.000 dólares en otros tiempos, así como a 7.000 u 8.000 en las peores épocas.

Alemania es el principal país de Europa que compra Cuota Hilton. Se reclama que ese cupo de 28.000 toneladas sea aumentado argumentando la incorporación los países del este europeo, ya que cuando ingresó Grecia a la UE se incrementó y luego sucedió lo mismo cuando se sumaron España y Portugal. Pero el interés es otro, se entiende por qué. También se debe entender por qué tantos reclamos al momentos de los repartos de los cupos para los exportadores.

Las polémicas por la distribución de la Hilton hasta llevaron al procesamiento a un Secretario de Agricultura, Miguel Campos, a quien se lo acusó de un manejo discriminatorio en la adjuración de los cupos.

Este año venció el último modelo de distribución de Cuota Hilton, cuya mayor proporción se la levan los frigoríficos y un 6 por ciento está destinado a un grupo de productores.

Por ello, la Ministro de Producción, Débora Giorgi, anunció la nueva fórmula del reparto, una vez más polémica, porque los representantes de los pequeños productores se siente afectados al tener que participar en una licitación abierta con los grandes frigoríficos.

La Cuota Hilton es la gallina de los huevos de la ganadería, más aún en tiempos de exportaciones cerradas y cuentas flacas para el sector. Una vez más, como sucede desde hace 20 años, no se logra un sistema de distribución que satisfaga a todos, porque eso parece difícil en un mundo de tantos intereses, tan disímiles y en torno a un negocio tan rentable.

El Estado argentino es quien debe administrar el cupo que corresponde a los empresarios, dado que en la compensación original que dio nacimiento a la Hilton se vieron afectados los negocios de los exportadores. Pero, como siempre es rutina en la Argentina, lo más difícil es encontrar el equilibrio.