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29 de marzo de 2024
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Por José Calero
Tras 100 días de batalla, la hora de la tregua
21 de junio de 2008
Luego de 100 días de virulencia entre el Gobierno y el campo, que le costaron al país cientos de millones de pesos, las partes en pugna se dieron cuenta de que era insostenible mantener un enfrentamiento que le hizo perder mercados clave al país en el comercio internacional y agitó como nunca el fantasma del desabastecimiento.

Pero la tregua que se abre puede ser precaria si el Parlamento no es capaz de ponerse a la altura de las circunstancias y ocupar el rol del que estuvo ausente durante más de tres meses de pelea sin cuartel.

El conflicto desnudó la inmadurez de las instituciones en la Argentina, porque el Congreso de la Nación recién tomó cartas en el asunto cuando el Poder Ejecutivo se resignó a enviarle el proyecto de retenciones móviles, en medio de fuertes presiones que llovían desde los cortes de ruta del interior.

A partir del lunes se espera que esa presión se traslade fuerte sobre las espaldas de los legisladores, que representan al pueblo de sus provincias, quienes ya venían soportando reclamos en sus pagos, en especial aquellos que dependen de la soja.

El conflicto por las retenciones móviles, que representan un impuestazo de 1.500 millones de dólares anuales, mantiene al país en la encrucijada, más allá de que el fantasma del desabastecimiento se aleje al menos por algunos días.

La duda es cómo hará el Congreso para dejar conformes a todos y así evitar que vuelvan los paros, y si existe voluntad política para hallar una salida salomónica en medio de semejante conflicto de intereses.

Por ahora quedó clara la decisión, impulsada por el propio vicepresidente Julio Cobos, de que el proyecto del Ejecutivo no sea votado a libro cerrado, sino que al menos exista un debate sobre sus objetivos.

Lucido rol le tocó cumplir al vicepresidente radical K en esta instancia, ya que no temió correr el riesgo de quedar a merced de la ira del matrimonio presidencial, cuando proclamó a viva voz la necesidad de que el Congreso interviniera en el conflicto.

Más audaz todavía, Cobos convocó para este lunes a los gobernadores de las provincias que tienen producción de soja, en una jugada que alteró los nervios de la Casa Rosada y que el kirchnerismo no aceptó.

Así, la reunión impulsada por el vicepresidente se hará con una delegación diezmada de mandatarios provinciales, la mayoría de los cuales militan en la oposición o el peronismo crítico.

El resto, como el chaqueño Jorge Capitanich, prefirió refugiarse en el Partido Justicialista y no enojar a los Kirchner, que el lunes también deliberará sobre el conflicto con el agro.

En una clara señal de que el Parlamento salió de su letargo, el mismo lunes por la tarde está prevista la reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, y de Agricultura de Diputados.

El reloj comenzó a correr. Productores y transportistas se fueron de las rutas. La Argentina tiene otra oportunidad.