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26 de abril de 2024
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Por José Calero
¿Qué hacer con tanta plata?
14 de julio de 2006
Los gobiernos de las últimas décadas hasta el descalabro del 2001 se caracterizaron por penar detrás de cada vencimiento de deuda que llegaba, emitir bonos a discreción y pedir fondos a diestra y siniestra, muchas veces a sabiendas de que sería muy difícil, sino imposible, devolver la plata.

La "fiesta de bonos" de los 90 derivó en el desmanejo político de la Alianza, que terminó en la devaluación y la evaporación de miles de millones de dólares de los argentinos depositados en los bancos.

Luego llegó la durísima transición del 2002, con default incluido, y ahora la Argentina parece haber ingresado en una nueva etapa de acumulación, en línea con otras economías latinoamericanas.

La persistencia de superávit gemelos (cuentas públicas y balanza comercial) -panacea de cualquier economista-, y la capacidad sorprendente de recuperar en pocos meses las reservas utilizadas para cancelar la deuda con el FMI, generan un panorama más que alentador.

La balanza comercial acumula un supérávit de casi 5.000 millones de dólares en lo que va del año, mientras que el ahorro fiscal ya supera los 10.300 millones de pesos.

A esto se suma que las reservas superaron los 26.000 millones de dólares y se espera que para fin de año lleguen a 28.000 millones.

Se llegó a tal escenario impensado en materia económica, que el gobierno debió hacer malabares esta semana para ocultar que la Argentina crecerá más de lo previsto este año. Increíble.

Ocurrió luego de que de una reunión entre senadores oficialistas y ministros se colara un cálculo optimista sobre crecimiento de la economía.

Los senadores recibieron información de que el Producto Bruto crecerá 8 por ciento este año, es decir, el doble de los previsto en el más que cauteloso proyecto de Presupuesto elaborado por Roberto Lavagna al año pasado, mientras todavía era ministro.

¿Por qué al gobierno le preocupó que el senador Jorge Capitanich revelara a los periodistas esa buena noticia? ¿Por qué se obligó al propio Capitanich a salir a desmentirse horas después, y el propio Ministerio de Economía hizo una desmentida oficial?

Y la pregunta principal: ¿Por qué el gobierno querría ocultar una buena noticia?

La respuesta debería darla la propia Casa Rosada, pero como no lo hará, se puede ensayar una hipótesis.

El gobierno no quiere generar expectativas porque su principal preocupación por estas horas pasa por no recalentar el consumo, y evitar así que la inflación se dispare.

Eso explica semejante maquinaria al filo del control de precios puesta al servicio de mantener a raya el costo de vida, y la decisión de apretar el acelerador al máximo sobre los empresarios para que no remarquen.

El superávit fiscal no siempre aplaca los problemas, al contrario, en algunos casos los potencia, porque incrementa las demandas de distintos sectores, como ocurre con las provincias, que comenzaron a pedir apoyo para afrontar su enorme endeudamiento.

El gobierno ya les adelantó que las ayudará refinanciando parte de sus deudas con la Nación, pero le advirtió a los gobernadores que la situación no está para "tirar manteca al techo".

"No pierdan de vista la necesidad de mantener a raya el gasto", le dijo Felisa Miceli a sus pares provinciales durante una reunión mantenida esta semana.

¿Qué hacer con la plata?

El desafío para el gobierno es no fallar en la asignación de los recursos ahorrados en estos años de bonanza, porque el ciclo favorable acabará en algún momento, y más en un mundo volátil como el actual.

Kirchner ya fijó dos prioridades: obra pública y ayuda social, pero aún con ese rumbo definido existen dudas sobre si los fondos se utilizarán con la sabiduría necesaria para que lleguen a quienes más los necesitan.

También se decidió profundizar los planes con tasa subsidiada, tanto para los sectores de la producción como para financiar la construcción de viviendas.

Esta semana, Banco Hipotecario dio nuevo impulso al plan Casa Propia, para dar créditos muy accesibles en asociación con municipios de todos el país.

También se buscará avanzar con proyectos de obra faraónicos, como el Gasoducto del Sur conjuntamente con Venezuela, cuyos pliegos de licitación estarían listos en cuatro o cinco meses.

Ahora se sumó una sorpresiva iniciativa que se encuentra en etapa muy preliminar: la construcción de una avenida 9 de julio subterránea, que fogonea el propio Kirchner.

Todavía está pendiente, además, la necesidad de una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva sobre los sectores más postergados, que tendrá un costo fisal.

Holdouts.

El "mangazo" local no es la única razón por la que el gobierno quiere evitar euforias desmedidas por el crecimiento económico.

En el Palacio de Hacienda sorpechan que se puso en marcha un operativo para volver a la carga con el reclamo de pago a los holdouts, los bonistas que quedaron fuera del canje de deuda y que tienen títulos por 20.000 millones de dólares, por ahora sin valor.

La Secretaría de Finanzas monitorea fuertes compras de títulos públicos realizadas en las últimas semanas, porque sospecha que detrás están al menos dos poderosos fondos de inversión que se disponen a realizar una oferta al país para dar una "solución definitiva" al default.

La propuesta incluiría retirar las principales demandas ante los tribunales de Nueva York y aceptar una quita muy fuerte.

Por ahora el gobierno se mantiene en sus trece: para Economía, el canje de deuda es un tema cerrado y ahora hay que "mirar hacia adelante".