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25 de abril de 2024
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Por José Calero
El ruido que no cesa en los mercados
10 de septiembre de 2008
La convulsión que afecta a los mercados financieros mundiales puede tener un fuerte impacto en la Argentina y obligarla a cambiar, o al menos demorar, su ambicioso plan de cancelar la deuda con el Club de París por 6.700 millones de dólares, especulan en el mercado.

Las malas señales llegadas desde el exterior, la desconfianza en la posibilidad de que el país pueda cumplir sus compromisos financieros en el 2009 y el riesgo de que el mercado lance una corrida empiezan a generar un escenario poco propicio para echar
mano en este momento del 15 por ciento de las reservas, que en la actualidad ascienden a 47.000 millones de dólares.

El sorpresivo anuncio de la presidenta Cristina Kirchner fue tomado con poco entusiasmo por los operadores financieros, más preocupados por saber si el Fisco argentino tendrá resto para pagar los vencimientos de deuda que se vienen.

Así, en la Casa Rosada empiezan a replantearse la oportunidad y la forma en que se debe hacer semejante cancelación de deuda, que hasta encuentra objeciones legales para implementarse.

En los últimos días se acrecentaron las consultas en este sentido entre la Casa Rosada, el Ministerio de Economía y el Banco Central.

El problema adicional es que los mercados consideran que las decisiones en materia económica no las toman ni el ministro Carlos Fernández ni el titular del Banco Central, Martín Redrado, sino el ex presidente Néstor Kirchner desde la residencia de Olivos, por lo que hay carencia de interlocutores directos para conocer cuáles
son los planes en materia económica.

En marzo, sin anuncio de uso de reservas del BCRA, el mercado ensayó un ataque especulativo para hacer subir el dólar que costó 3.000 millones de dólares en fondos atesorados en el Central.

Con mayor vulnerabilidad y una situación financiera más complicada, la duda es qué podría ocurrir si los dueños del dinero se lanza sobre la Argentina.

Por ello, en el Gobierno siguen cada vez con más atención el recrudecimiento de la crisis financiera internacional y ya admiten por lo bajo que la región, y el país, podrían sufrir más de lo previsto inicialmente.

La mesa chica que asesora a la presidenta considera que los fundamentos de la economía están sólidos para enfrentar las turbulencias mundiales, pero las dudas continúan.

La principal es cuál será la duración de semejante debacle, que tuvo un nuevo capítulo en las últimas horas cuando la banca Lehman Brothers -la cuarta entidad financiera norteamericana- informó pérdidas de 4.000 millones de dólares por las hipotecas "basura".

Para agriar aún más el panorama, el ex jefe de la Reserva Federal Alan Greenspan dijo que esperaba más quiebras bancarias, en parte debido a que tales situaciones de bancarrota fueron muy raras durante el auge que precedió a la crisis.

"Vamos a ver inevitablemente un nivel más normal de quiebras de bancos comerciales", dijo Greenspan, y admitió que "es difícil ver fin de la crisis".

En este escenario, y ante las señales de alerta encendidas por los analistas, algunos funcionarios del Gobierno comenzaron a repensar la decisión de pagar cash al Club de París.

Es que las reservas del Banco Central son el principal escudo frente a la crisis.

El otro punto del que se habla poco es que los 47.000 millones de dólares atesorados en el BCRA no son todas reservas genuinas.

Una parte sustantiva de esas reservas están fondeadas con pasivos financieros del BCRA (LEBAC, NOBAC y pases pasivos) y que representan unos 16.700 millones de dólares.

Es decir, las reservas reales del BCRA rondan los 30.000 millones de dólares, mientras que la base monetaria ronda los 100.000 millones de pesos.

En el mercado sostienen que el contexto cambió mucho en dos semanas y ahora todos los países cuidan cada peso de las reservas.

A partir de este contexto internacional, en el mercado creen que las negociaciones con el Club de París podrían dilatarse todo lo posible a la espera de que aclare el panorama financiero mundial.