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16 de abril de 2024
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Por José Calero
Chabán, irresponsable hasta el fin
15 de septiembre de 2008
Omar Chabán, quien alguna vez se autodenominó un empresario del under, demostró hasta el final que no es más que un irresponsable que con su temeridad y falta de cuidado fue un factor decisivo para que se cegara la vida de casi 200 pibes.

Es el más "descerebrado" de todos los que desataron el infierno de Cromañón, para apelar a sus mismas absurdas palabras.

Tan descebrado como Callejeros, que admitía el uso de las bengalas y no paró el recital, o mejor, ni siquiera lo hubiese comenzado.

Tan descerebrado como el que cerró con candado una salida clave del boliche de Once, como el que aceptó colocar la media sombra porque era más económica y los que encendieron bengalas.

Igual de descerebrado que los que cobraron coimas para hacer la vista gorda y habilitar un boliche que no estaba en condiciones.

O como el propio Chabán y el manager de Callejeros, que aceptaron el ingreso de más del doble de la gente permitida para hacerse unos mangos más.

Con su absurda declaración ante el Tribunal, donde hasta le echó la culpa al SAME con tal de salvar su pellejo, este hombre carente de valor repitió lo que hizo a lo largo de su vida.

Cargar a otros con las consecuencias de sus culpas.

Amado en su tiempo porque supo dar espacio a movimientos contraculturales en la mítica Cemento, Chabán es sólo un despojo de lo que fue.

Lo demostró con sus balbuceos ante el Tribunal, que deberá hacer Justicia, por una vez en la Argentina.

Su declaración, carente de la más mínima autocrítica, es la más monumental falta de respeto que podía hacer por la memoria de las 194 víctimas cuyo peso llevará siempre sobre sus espaldas.

Chabán careció de dignidad, ni siquiera cuando era lo último que le quedaba por mostrar.