El nuevo costo de vida del INDEC, ahora bajo la dependencia directa del ministro de Economía, Amado Boudou, debutó con la mira puesta en dar mayor credibilidad a quienes toman decisiones económicas.

Pero a su vez llegó con la clara intención de no dar saltos abruptos que puedan dejar al descubierto la supuesta manipulación de las estadísticas que la oposición y el gremio ATE venían denunciando desde que Guillermo Moreno intervino en el instituto
oficial de estadística.

El ministro Boudou y el director del INDEC, Norberto Itzcovich, parecen haber apelado a una decisión `salomónica` al difundir un costo de vida del 0,6 por ciento.

Fuentes cercanas al oficialismo aseguran que hasta último momento hubo evaluaciones al más alto nivel en el Palacio de Hacienda sobre la conveniencia de qué información transmitir.

Es que, a esta altura, existen muchas dudas sobre si el índice arrojó ese nivel o en realidad fue mayor.

Para junio, el INDEC había informado una inflación de 0,4 por ciento, y por eso la gran pregunta es qué hubiese ocurrido si Boudou informaba, por ejemplo, un costo de vida del 0,8 ó 1 por ciento, más cercano a los que señalan analistas privados y
entidades de defensa del consumidor.

Habrá que esperar unos días para saber si inversores y tenedores de títulos toman este mayor nivel de inflación como una señal positiva de camino a la transparencia de este índice clave, o consideran que continúa la manipulación más burda.

Todo indica que esa incertidumbre terminará de despejarse con la difusión de los indicadores de los próximos meses si, como aguarda el mercado, prospera el gradualismo que habría decidido aplicar Boudou para ir normalizando las estadísticas del INDEC.