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19 de abril de 2024
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Por José Calero
La Corte y los inquilinos le marcaron la agenda al gobierno
19 de agosto de 2006
Acostumbrado a llevar la voz cantante de la agenda política y económica, al presidente Néstor Kirchner le provocó cierto fastidio no haberse anticipado al fallo de la Corte que ordenó actualizar jubilaciones, y a la presión sobre los alquileres que amenaza impedir a muchos inquilinos renovar contratos.

Pero ese malestar inicial trocó en torbellino de ideas y movilizó rápidamente a una administración cada vez más consolidada por el aluvión de datos positivos, como el crecimiento del 8 por ciento promedio que muestra la economía.

"El fallo de la Corte es excelente", dijo Kirchner, y prometió que el ajuste se irá cumpliendo sin afectar el superávit fiscal, una de las variables intocables para su gestión, al menos mientras las elecciones estén lejos en el horizonte.

El gobierno prevé aplicar ajustes anuales de los haberes jubilatorios, y prefiere no dejar en manos del Parlamento ese tema clave.

De hecho, un proyecto radical para cumplir con lo encomendado por el máximo tribunal levantó uno de los cruces más fuertes entre el gobierno y la oposición en lo que va del año.

La UCR metió "el dedo en la llaga" y reclamó abrir las cuentas de la ANSeS, porque considera que allí existe un superávit "ocioso" de varios miles de millones de pesos que podría utilizarse para actualizar haberes.

Kirchner montó en cólera y acusó a los radicales de haber actuado con irresponsabilidad llevando el país al abismo durante el gobierno de Fernando de la Rúa.

La pelea continuará, porque oficialismo y oposición velan las armas con vistas al enfrentamiento de fondo que sostendrán en las presidenciales del 2007.

El otro frente que se le abrió al gobierno venía insinuándose desde hace varias semanas.

Es que el boom inmobiliario que multiplicó los valores de las propiedades llevó a varios propietarios a plantear fuertes aumentos en los alquileres, que en promedio rondan el 50 por ciento.

Como ejemplo, por un PH de tres ambientes en Colegiales por el cual se pagaba 500 pesos, ahora se pide al menos 800 para renovarlo, y la situación empeora para el inquilino a medida que se acerca a barrios como Belgrano, Palermo o Nuñez, y ni hablar de Puerto Madero, donde las constructoras no dan abasto para satisfacer la demanda.

También es complicada la situación en el sector comercial, donde se está pidiendo el doble y hasta el triple para renovar el alquiler en zonas del microcentro porteño o avenidas muy comerciales.

Pero el problema para urgente es el de las familias, y por eso, en menos de una semana el Banco Central preparó una resolución para permitir que los bancos financien hasta el 100 por ciento del monto de las viviendas.

En rigor, Martín Redrado, el jefe del Central que viene siendo cuestionado desde algunos sectores bancarios por la suba de encajes, ya venía buceando en la posibilidad de flexibilizar los requisitos para acceder al crédito, entuasiasmado por el buen momento que atraviesa el sistema financiero.

Los bancos ganaron 1.800 millones de pesos en el primer semestre del año, y ya superaron la utilidad alcanzada en todo el 2005.

Los depósitos crecen a ritmo sostenido y la liquidez de las entidades financieras es cada vez más sostenida.

El problema pasa por el hecho de que los bancos presentan dificultades para prestar a largo plazo, y la pretensión del Poder Ejecutivo es que haya crédito para la vivienda a 30 años.

La otra pata del problema pasa por los alicaídos salarios de la economía argentina.

Una familia de clase media donde ambos esposos trabajan, puede reunir, con suerte, unos 3.000 pesos mensuales, un ingreso que impide calificar para un crédito por una vivienda, por ejemplo, de 150.000 pesos.

Por eso, la pretensión oficial es que los bancos alarguen los plazos de los préstamos pero, especialmente, bajen el costo de las tasas de interés.

El costo financiero total de un préstamo hipotecario ronda el 18 por ciento en la actualidad, lo que dispara la cuota a niveles imposibles de afrontar para un ingreso promedio.

Felisa levanta el perfil.

La ministra de Economía estuvo en cuanto evento empresario se realizó en las últimas semanas, y viajó al interior no sólo para suscribir acuerdos, sino también para hablar con la gente y responder preguntas a pura sonrisa.

Los movimientos de Miceli reflejan que la ministra subió un escalón en su exposición, incluso mediática, y consolida un perfil político, más que técnico.

Durísima, la funcionaria calificó de "profetas del fracaso" a especialistas que atacan el modelo económico.

También llamó "ignorantes" a varios economistas que advierten sobre la falta de inversiones.

Pero puertas adentro, en el gobierno no están dispuestos a descuidar el delicado costado fiscal.

Kirchner y Miceli coinciden en la importancia de mantener los niveles de ahorro en las finanzas públicas, porque es una variable clave para permitir al país atenuar posibles turbulencias externas a futuro.

La jefa de Economía sabe que en algún momento será la punta de lanza del gabinete para cruzarse con Roberto Lavagna en caso de que el ex ministro finalmente concrete su lanzamiento como candidato presidencial.

Cerca de Felisa dicen que está muy bien preparada para cuando llegue ese momento.