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26 de abril de 2024
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Por José Calero
Inflación y dólar definen el futuro del 'modelo'
6 de febrero de 2010
La escalada del costo de vida, que licúa el ingreso de los sectores más postergados y mantiene en la pobreza a 12 millones de personas, y la cotización del dólar, que ingresó en zona de inquietud con la llegada de Mercedes Marcó del Pont al frente del
BCRA, serán las dos variables clave de la economía 2010.

Mantenerlas bajo control será esencial para la supervivencia del `modelo económico`, pero también para cualquier aspiración de continuidad política del matrimonio presidencial después del 2011.

Ante la recuperación económica esperada para este año -cosecha récord de soja y rejuvenecida demanda de autos desde Brasil mediante- el Gobierno necesitará tener a raya el movimiento de los precios y evitar que la llegada de Marcó del Pont al Central sea interpretada por el mercado como un camino hacia la perdición de un dólar alto descontrolado.

Por sus antecedentes, la primera mujer en llegar a la Jefatura del BCRA en la historia argentina debió salir rápido a tratar de calmar las aguas de ese océano cambiario dominado siempre por `tiburones blancos` de la especulación financiera.

"No hay que esperar sobresaltos en el tipo de cambio", enfatizó con su interminable sonrisa la bonita Mercedes, una economista de sólida formación y trato amable, formada al calor de la verba encendida de su tío desarrollista Rogelio Frigerio y de las interminables tertulias intelectuales con su colega Héctor Valle.

Valle, quien resistió junto a Marcó del Pont desde la trinchera de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) los embates de la hegemonía neoliberal en los 90, será un asesor ineludible ahora que su discípula llegó al lugar que siempre soñó: el BCRA.

Será desde allí que Marcó del Pont intentará llevar a la praxis su teoría de una autoridad monetaria al servicio de la producción y el empleo, pero a la vez tendrá el desafío de limitar las sospechas de que con su llegada al BCRA perderá toda posibilidad de mantenerse independiente de los designios de la Casa Rosada.

"La Argentina no tiene que caer en la tentación y el vicio tan perjudicial para la economía local de dejar apreciar el peso", le dijo Marcó del Pont hace un tiempo a este cronista, cuando aún ni soñaba con su destino de BCRA.

Marcó del Pont arriba apuntalada por hombres del ala dura del kirchnerismo, como Julio De Vido, Carlos Zanini, el propio Moreno y el viceministro de Economía Roberto Feletti, entre otros, y cosechando apoyos del arco empresario identificado desde el 2003 con el gobierno, como los sectores "sensibles" de la industria (indumentaria, calzado, metalurgia y las pymes en general).

Se espera que su presencia al frente del Directorio del Central estará caracterizada por una mayor fluctuación del tipo de cambio, para evitar la especulación, pero también un alza paulatina y gradual de la divisa.

"Imaginamos un dólar a 4 pesos hacia fin de año, y tal vez cercano a 4,25 para el 2011", dijo uno de los responsables de Research de una de las principales casas de cambio de la city, a este columnista.

La disparada de precios

Al Gobierno le será difícil este año continuar maquillando la inflación, que viene creciendo al 20 por ciento anual desde 2008 y se hizo indisimulable hace tiempo a partir de alzas en rubros sustanciales como alimentos y bebidas, artículos de limpieza y combustibles, entre otros.

Eso es lo que indican consultoras como Ecolatina, que realiza un relevamiento propio de precios a partir de su sociedad con la auditora de mercado Tomadato.

Para el INDEC, que continúa intervenido por Guillermo Moreno a pesar del intento de Amado Boudou por disimularlo, los precios sólo subieron 7,7 por ciento en el 2009.

La cifra no resiste el menor análisis, pero aún sigue siendo funcional a la necesidad oficial de ahorrarse intereses con los bonos que rinden según la inflación.

"Moreno le está haciendo un servicio a la Patria", le gusta machacar a Néstor Kirchner ante los dirigentes que lo visitan en Olivos.

Claro que el costo en confianza es enorme y se nota en la ausencia de crédito internacional para una Argentina cuyo horizonte fiscal aparece complicado.

Es un secreto a voces que si el país no logra constituir el Fondo del Bicentenario con las reservas del BCRA, le será complicado cumplir con los vencimientos de deuda que llegarán en los próximos meses.

Por eso primero el apuro en sacarse de encima a Martín Redrado del Banco Central, y ahora en apelar ante la Corte Suprema el fallo de Cámara que impide el uso de las reservas.

Si algo tiene claro la presidenta Cristina Kirchner es que debe evitarse a cualquier precio la posibilidad de un default, porque la Argentina es un `alcohólico en recuperación` y debe adoptar todos los recaudos que haga falta.