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26 de abril de 2024
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Por José Calero
Cristina apuesta de nuevo al "viento de cola"
28 de febrero de 2010
Tratar de mantener a raya los precios con el "virtuosismo" de Guillermo Moreno, aprovechar la excepcional cosecha de soja que se viene y seguir alentando el consumo vía planes sociales y subsidios a las tarifas son los ejes de la economía imaginada por el Gobierno para este 2010.

Así, aprovechar el "viento de cola" que soplará otra vez a partir de la demanda de commodities desde China parece ser el salvavidas al cual se aferrará de nuevo la Casa Rosada ahora que tanto el canje de deuda como el Fondo del Bicentenario ingresaron
en un cono de sombras.

El mercado no terminó de entender para qué se anunció que se garantizaría con reservas el pago de deuda, justo en medio del lanzamiento de la reapertura del canje, porque fue como admitir que la caja se estaba quedando seca cuando los acreedores debían convencerse de lo contrario.

Los empresarios se fueron con un sabor amargo del almuerzo convocado por la Presidenta en la quinta de Olivos, porque la jefa de Estado monopolizó el discurso y apenas seis comensales pudieron meter un "bocadillo" que ni siquiera pareció ser
atendido por los hombres del oficialismo.

Si alguien esperaba el anuncio de algún plan de incentivos, de promoción industrial o baja de tasas de interés, se fue convencido de que ese camino no se recorrerá, y hasta parece haberse dejado de lado la creación de un Banco de Desarrollo.

De inflación y discusión salarial -las dos cuestiones centrales que por estas horas preocupan a empresarios y trabajadores- casi no se habló en la reunión, la segunda que la mandataria mantuvo con el sector privado en menos de tres meses.

Una de las pocas alusiones que hizo la jefa de Estado a la cuestión sueldos fue para sugerirles a los empresarios que los aumenten, pero nada dijo sobre a cambio de qué.

Cristina incluso sostuvo que subir los sueldos no es inflacionario, pero para el sector privado esa lógica sería sustentable si en el país se estaría por otro lado alentando la inversión para aumentar la oferta.

"Para que haya más inversión es necesario recrear las condiciones para hacerlo", se fueron mascullando los hombres de negocios, aunque uno de los pocos que se animó a decirlo fue el titular de la UIA, Héctor Méndez.

A la central fabril la indigestó esa cena, porque encima la Presidenta amonestó a los industriales por quejarse de los incrementos en las cuotas de las ART, por los costos del seguro, y les aseguró que las alzas eran poco significativas.

Sin anuncios ni promesas, los empresarios debieron escuchar cómo la jefa de Estado elogiaba a Moreno como una de las espadas clave de una administración que avanza cada vez hacia un mayor intervencionismo de la economía.

Cristina calificó de "virtuosa" la gestión del polémico secretario de Comercio Interior, un hombre que pisa cada vez más fuerte en el kirchnerismo.

Boudou tiene sus propios problemas

Reflotar el canje es uno de los temas clave en los que trabaja el equipo económico, que se sintió fortalecido luego de que la Presidenta respaldó ante empresarios la creación del Fondo del Bicentenario -hasta ahora trabado por la Justicia y el Congreso- al asegurar que la idea "no fue producto de una tarde de calor".

La Justicia dispuso que sea la Corte Suprema la que defina si la Presidenta podrá utilizar las reservas para pagarle la deuda a organismos y acreedores privados, pero el máximo tribunal ya adelantó que es un tema que deberá definir la política, es decir, el Congreso, que al menos hasta esta semana quedó paralizado por el entuerto originado tras el faltazo del senador riojano y ex presidente Carlos Menem a la sesión donde los opositores imaginaban tomar el control de las principales comisiones.

Mientras tanto, ya pasaron dos meses de este año donde se debería empujar la recuperación y el Gobierno no logra reencauzar la economía, por lo que el mercado pasa factura, como se comprueba al observar que los títulos públicos ofrecen una renta del 15 por ciento anual, inviable para cualquier esquema financiero.

Para la "city", la incertidumbre y confusión generada por el hasta ahora fallido Fondo del Bicentenario es lo que en lugar de bajar el costo del crédito terminó aumentándolo, un tema sobre el cual Boudou deberá rendir cuentas ante la Casa Rosada si finalmente la jugada no prospera.

Ante estas dudas, desde Olivos hicieron números y llegaron a la conclusión de que hay espaldas suficientes para no caer en default este año, aún en el caso de que se trabe definitivamente el uso de reservas.

Los fondos surgirán, como casi siempre, del campo: la cosecha de soja, según una nueva estimación realizada por Agricultura, dejaría en el Fisco ingresos por unos 6.700 millones de dólares este año, más incluso que el Fondo del Bicentenario.

A esto se suma el uso de 2.200 millones de dólares que ya está disponible de las reservas para pagarle al Banco Mundial y al BID, mientras que para marzo se espera que el BCRA traspase unos 5.000 millones de dólares en ganancias del 2009.

Con ese respaldo, sumado al 30 por ciento de los fondos recaudados por la ANSeS, el Pami y el aumento de los depósitos oficiales en el Banco Nación, el gobierno considera que el 2010 será un recorrido sin zozobras.

Pero el problema de fondo sigue presente: la inexistencia de un plan de largo aliento para realizar una apuesta fuerte al desarrollo, complicado por una disparada de precios que aún parece no haber encontrado su techo.