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29 de marzo de 2024
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Por José Calero
Con o sin FMI, Argentina irá por el Club de París
24 de abril de 2010
Más allá de que prosperen o no las gestiones del ministro Amado Boudou en Washington para destrabar la fría relación de la Argentina con el FMI, la administración de Cristina Kirchner buscará lanzar, tras el canje, la renegociación de deuda con el Club de París.

El plan es hacerlo casi inmediatamente después de las celebraciones del Bicentenario del 25 de mayo cuando, se espera, ya se conozca el resultado "exitoso" del canje, donde los más optimistas en el gobierno esperan una aceptación del 80 por ciento, mientras que los más cautos creen que no bajará del 70.

Entre los muchos referentes del mundo de la economía que la Presidenta consultó en las últimas semanas se encuentra Mario Blejer, ex titular del Banco Central y por estas horas hombre de consulta de oficialistas y opositores.

"La aceptación al canje de deuda será del 80 por ciento", le respondió Blejer, lo cual entusiasmó al kirchnerismo y convenció a la Presidenta de que debe aprovechar el envión del canje de deuda para convencer a los países ricos de renegociar la deuda con la Argentina.

El principal argumento que juega a favor de la Casa Rosada es que ninguna de las deudas en juego para renegociar fueron contraídas por la administración K.

Al contrario, pueden `vender` al mundo que el gobierno se está haciendo cargo de los `muertos` financieros que dejaron otras administraciones.

Durante su participación ante la Asamblea del FMI y del Banco Mundial, Boudou sondeó el terreno siempre pantanoso de los funcionarios del Fondo.

Si bien en público respondieron con dureza a la pretensión argentina de negociar la deuda con los países poderosos sin estar bajo la lupa del organismo, los burócratas del Fondo habrían dado algunas señales de que podría acordarse un monitoreo aggiornado de la economía argentina.

Con eso, creen en el Palacio de Hacienda, se podría avanzar sin problemas en una renegociación de la deuda con el Club de París, que ronda los 7.500 millones de dólares, y que Cristina Kirchner quiere sacarse de encima cuanto antes.

Los principales problemas para destrabar la relación con el Fondo Monetario son dos:

- La intransigencia de Néstor Kirchner, quien, en una posición más cercana al capricho, parece guardar rencor eterno hacia el organismo y no estar dispuesto a pagar el costo político de que la Argentina tenga que abrir de nuevo las puertas a los burócratas del organismo.

- El hecho de que la Argentina esté "floja de papeles" ante la comunidad financiera internacional, ya que sus estadísticas son inconsistentes y rayanas con la falsedad. Eso explica también la posibilidad de que el INDEC llegue para "colaborar" con las estadísticas del organismo, un tema en el cual Boudou avanzó en su paso por la Asamblea del FMI y del Banco Mundial que se hizo en Washington.

Algunos especialistas, incluso, hacen curiosas comparaciones entre lo ocurrido con el INDEC con lo que pasó con la convertibilidad, a pesar de que, en apariencia, un tema no tiene relación alguna con el otro.

Los economistas coinciden en que si la Argentina hubiese iniciado una salida gradual del uno a uno en la segunda mitad de los 90, cuando Brasil devaluó fuertemente el real, tal vez la crisis no hubiese llegado nunca y Fernando de la Rúa hasta podría haber gobernado hasta el final de su mandato, porque Carlos Menem no le habría dejado una `bomba de tiempo`.

Algo similar parece ocurrir con el INDEC: consideran que si en lugar de falsear las estadísticas a partir de una rigurosa intervención en el 2007, el organismo hubiese ganado en transparencia con una conducción cada vez más independiente, la
Argentina habría ganado el respeto de la comunidad internacional, y no soportado la desconfianza actual.

El problema para la Argentina, como lo marcan sus 200 años de historia institucional, siguen siendo los caprichos políticos y el repetido error de colocar los intereses personales por delante de los de la Patria.