25 de abril de 2024
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Preocupa a algunos agentes económicos que se revivan las presiones sobre un organismo que desde fines de 2015 recuperó su prestigio. Es uno de los últimos estamentos al que la polÃtica aún no intervino
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Por José Calero
Resignan ingresos para mantener a raya a los gremios
11 de julio de 2010
Cristina Kirchner optó por el mal menor y aceptó resignar recaudación antes de que el líder de la CGT, Hugo Moyano, tensara aún más la cuerda por el impuesto a las Ganancias que tributan asalariados de altos ingresos, muchos de los cuales son camioneros.
Pero la Casa Rosada sólo aceptó perder recaudación por unos 3.200 millones de pesos anuales, cuando el reclamo sindical apuntaba al menos al doble.
Así, el kirchnerismo eligió hacer equilibrio entre las pretensiones gremiales y la caja fiscal, un instrumento clave a la hora de librar la batalla electoral que se viene el año próximo.
El problema es que el mínimo no imponible de Ganancias no se ajustaba desde mediados de 2008, un tema que hizo notar Moyano en la reunión con la Presidenta.
Desde entonces, la inflación real –no la que mide el INDEC– fue de casi 40 por ciento.
Esto significa -razonan en la CGT- que para que el gravamen de Ganancias no erosione el poder de compra de los sueldos, el piso salarial del impuesto debería ser aumentado un 40%, y no un 20% como se anunció.
Pero ante la cúpula cegetista, la Presidenta defendió el alcance de la medida, miró fijo a Moyano y le dijo: "Que bárbaro está Argentina. Fíjense que no discutimos ni bajas de sueldo, ni achiques, ni flexibilización laboral".
Por ahora, Moyano le dijo a su tropa que es mejor esto que nada, pero en la CGT seguirán mirando con lupa el comportamiento de los precios, y prometen no tener miramientos en el reclamo si las remarcaciones continúan al ritmo del primer semestre.
Pero la Casa Rosada sólo aceptó perder recaudación por unos 3.200 millones de pesos anuales, cuando el reclamo sindical apuntaba al menos al doble.
Así, el kirchnerismo eligió hacer equilibrio entre las pretensiones gremiales y la caja fiscal, un instrumento clave a la hora de librar la batalla electoral que se viene el año próximo.
El problema es que el mínimo no imponible de Ganancias no se ajustaba desde mediados de 2008, un tema que hizo notar Moyano en la reunión con la Presidenta.
Desde entonces, la inflación real –no la que mide el INDEC– fue de casi 40 por ciento.
Esto significa -razonan en la CGT- que para que el gravamen de Ganancias no erosione el poder de compra de los sueldos, el piso salarial del impuesto debería ser aumentado un 40%, y no un 20% como se anunció.
Pero ante la cúpula cegetista, la Presidenta defendió el alcance de la medida, miró fijo a Moyano y le dijo: "Que bárbaro está Argentina. Fíjense que no discutimos ni bajas de sueldo, ni achiques, ni flexibilización laboral".
Por ahora, Moyano le dijo a su tropa que es mejor esto que nada, pero en la CGT seguirán mirando con lupa el comportamiento de los precios, y prometen no tener miramientos en el reclamo si las remarcaciones continúan al ritmo del primer semestre.