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25 de abril de 2024
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Por José Calero
Sin estrategia para poder combatir la inflación
23 de octubre de 2010
Lo que no se nombra, no existe, parece ser el razonamiento predominante en el Gobierno ante una imparable escalada de precios que licúa los ingresos y amenaza hacer polvo cualquier política de contención social.

La estrategia implementada a principios del 2007, con la intervención sin precedentes del INDEC, alcanzó al principio para subestimar los intereses de la deuda y evitar que la disparada de precios se instalara en la agenda de la opinión pública.

Pero el agravamiento del problema en los últimos meses, por el protagonismo que los alimentos comenzaron a tener en la economía mundial y de la decisión oficial de emitir más moneda de la recomendable para evitar una desaceleración del crecimiento,
tornan imposible disimular la magnitud del dilema que enfrenta un modelo que nunca adquirió la estatura de política de Estado.

Por primera vez desde el 2006, la demanda mundial de granos y alimentos supera a la oferta, en parte por las sequías que afectan a Rusia y a Estados Unidos, que provocaron una significativa baja en los pronósticos de las cosechas de esta campaña.

Con un dólar planchado, los inversores apuestan así a las materias primas haciendo subir los precios de los granos.

Está mayor demanda de commodities engrosa las arcas fiscales de la Argentina, pero a su vez dispara los precios internos de los alimentos que consume la población y genera cada vez mayor tensión social.

Los precios altos para los granos, junto al aumento de la producción del campo, le aportó un impulso a la economía de casi 10.000 millones de dólares, un "viento de cola" que favoreció claramente a la Argentina.

Se estima que el alza de precios de los alimentos a nivel mundial aportó un tercio de un Producto Bruto que subirá un 8 por ciento este año.

Los problemas no terminan con la inflación, ya que a partir del segundo semestre empezó a insinuarse una desaceleración en el ritmo de crecimiento de la economía.

Así, el año próximo, cuando se defina al futuro presidente de los argentinos, la economía subiría la mitad de lo que aumentará esta año y la inflación dominará la escena.

Según un estudio de la consultora Economía y Regiones, la inflación de los últimos doce meses fue del 25,4 por ciento en los sectores considerados indigentes y 24,5 para los pobres.

Un nivel similar fue para la clase media, 23,9 por ciento, y 22,4 los de altos ingresos.

En todos los casos triplica la estadística oficial y evapora cualquier intento por mejorar la distribución del ingreso.

Pero también preanuncia que la carrera entre precios y salarios tendrá un protagonismo central al fragor de las campañas electorales del año próximo.