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Por José Calero
Los desafíos clave de la era post Kirchner
29 de octubre de 2010
Néstor Kirchner deja un vacío aún imposible de dimensionar, cuya impronta global es como siempre política, pero uno de cuyos componentes clave pasa por saber cuáles serán las líneas medulares y quiénes los ejecutores centrales de la economía que viene.

Cuando el duelo comience a madurar, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner deberá dar señales a los agentes económicos de cómo sigue el rumbo de un país que se encamina a crecer 9 por ciento este año, pero atraviesa un proceso de aceleración
inflacionaria sin precedentes desde que el kirchnerismo llegó al poder en el 2003.

La inflación real se proyecta este año al 30 por ciento anual y no aparecen señales claras de que el gobierno tenga una estrategia para frenarla

Un indicio importante será saber si Cristina decide mantener su elenco de colaboradores en materia económica o, en cambio, introduce modificaciones.

El primer camino sería una señal de continuidad, de características similares a las que dio la jefa de Estado en el 2007, cuando ratificó a la mayoría de los ministros del gobierno de su esposo.

Adoptar la segunda vía podría abrir el tradicional juego de "halcones" y "palomas" que se desata en lo más profundo del poder cuando hay decisiones de peso por tomar.

Un repaso de los nombres clave del gobierno permite comprobar rápido que, al menos en la esfera económica, los "halcones" están más identificados con el fallecido ex presidente, como en el caso del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Hombres todo terreno que respondían ciegamente a los mandatos de Kirchner, muchas miradas del ambiente económico están puestas sobre estos dos funcionarios.

Cuando Cristina asumió estuvo a punto de despedir a De Vido, pero la insistencia de Kirchner fue decisiva para que el hombre fuerte de la obra pública continuara en el cargo.

En el caso de Moreno, su lealtad ciega a Kirchner y los embates permanentes de la oposición, contribuyeron a mantenerlo en el gobierno y cada vez con más poder.

Así, cuando se mostró ya ineficaz para frenar el alza de precios, Moreno y su equipo encontraron rápido refugio como apaga incendios en empresas quebradas, como la ex papelera Massuh, donde también el funcionario terminó su intervención sin pena ni gloria.

Polifuncional y multipropósito, Moreno tuvo otra oportunidad cuando el gobierno puso la lupa sobre Papel Prensa, y cuestionó el traspaso de esa empresa a manos de los diarios Clarín, La Nación y La Razón en 1976.

El informe "Papel Prensa, la Verdad", fue elaborado por funcionarios estrechamente ligados a Moreno, como Beatriz Paglieri, pero aún es un interrogante si tendrá el impacto esperado por el gobierno.

A la hora de enumerar a las "palomas", aparece el ministro Amado Boudou, quien llegó al gabinete nacional como un "Cristino", pero cuyo rol se fue desdibujando porque el verdadero jefe del día a día de la economía era el propio Kirchner.

El jueves, el funcionario salió a informar que estaba monitoreando desde temprano los mercados por indicación de la Presidenta, en un intento por mostrarse activo.

Fue casi al mismo tiempo que en la Bolsa porteña se empezaban a tejer especulaciones sobre su salida del gobierno y hasta se mencionaba como reemplazante a De Vido.

La jefa del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, podría adquirir mayor relevancia cuando Cristina retome el ritmo de gobierno y algunos la imaginan en el sillón de Boudou.

Por otro carril se mueve el futuro del líder de la CGT, Hugo Moyano, quien tiene juego y poder propio pero no atravesaría el mejor momento en su relación con la Casa Rosada.

Moyano ya brindó su respaldo total a la mandataria pero habrá que seguir con atención cuáles serán sus reclamos a cambio y si la tregua precaria hilvanada con la UIA no desaparece como un suspiro.

Por su parte, en esto días de luto nacional, los mercados mostraron su cara más oscura, no sólo haciendo lecturas mezquinas sobre el supuesto efecto "favorable" de la desaparición de Kirchner, sino lanzando otra vez a la "timba financiera" un hecho
de una trascendencia política y económica que los operadores aún no logran interpretar.

Lejos de confundirse, los agentes económicos deberían tomar nota de que el escenario político podría clarificarse rápidamente, teniendo en cuenta que Cristina emergerá de esta tragedia como la candidata presidencial del oficialismo en el 2011.

Las impactantes manifestaciones en Plaza de Mayo y la militancia exigiéndole a pocos pasos -separada sólo, y nada menos, que por el féretro que contenía los restos de su esposo-, que buscara la reelección en el 2011, surge claro que el oficialismo tiene un único candidato posible.

Y en ese contexto, al menos en lo económico, es de esperar que la Presidenta busque profundizar este rumbo, con un Estado cada vez más presente en la economía, y sólo dejando en manos de una "burguesía confiable" -calificada como "capitalismo de amigos" por la oposición-, el manejo de sectores clave.

En medio de la tragedia, el fervor de la calle puede abrir lugar también a que la Presidenta opte por el camino de la radicalización en materia económica.

Si eso ocurre, los mercados, que apostaron a la implementación de políticas más "amigables" hacia el capital, habrán caído, otra vez, en un grosero error de cálculo.