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29 de marzo de 2024
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Por José Calero
Sólo la política puede complicar a la economía
19 de marzo de 2011
La economía argentina se viene recuperando al galope tras la crisis internacional, y todo indica que este año podría crecer por encima del 7 por ciento, si la muchas veces endiablada política no mete la cola.

La Argentina fue una de las naciones emergentes que mejor sorteó la hecatombe financiera desatada en Estados Unidos y Europa por las "hipotecas basura" en el 2008.

El país lideró la recuperación en la región y rápidamente recuperó los niveles de crecimiento precrisis, de la mano de los commodities como la soja y de las ventas automotrices a Brasil.

Incluso, la Argentina casi logró evitar caer en recesión durante el 2009, a diferencia de otros países que debieron remar con más fuerza contra la corriente y a los que le costó mucho salir.

Pero a pesar del crecimiento económico, o tal vez en parte por ello, la Argentina viene profundizando tensiones en un modelo que padece grandes distorsiones, como los subsidios cruzados que barren con cualquier lógica.

En un año electoral, y con una inflación real muy alejada de lo que dice el INDEC, la puja entre empresas y gremios será uno de los platos fuertes del 2011.

Por más que el gobierno presione para ocultar la inflación, el hecho incuestionable de que todos los gremios reclamen entre 25 y 35 por ciento de aumento salarial, refleja que algunas variables escapan a la cuadratura del "modelo productivo".

Esta disputa es una de las que más tensa a la Casa Rosada, y también motivo de grandes preocupaciones en el sector empresario.

La presión de los sindicatos, que incluyó bloqueos de plantas fabriles durante el 2010, resulta intolerable para el Grupo de los 6, donde se aglutinan la UIA, la Cámara de Comercio, la Cámara de la Construcción, la Asociación de Bancos, la Bolsa y la Sociedad Rural.

Los jefes de estas entidades tienen distinto grado de relación con el gobierno nacional, ya que mientras el titular de ADEBA, Jorge Brito, muestra muy buena llegada a la Rosada, el jefe de los ruralistas, Hugo Biolcati, es mala palabra para el gobierno.

Pero a la hora de defender sus intereses, hay por ahora una comunión muy fuerte en el sector empresario, porque consideran que si no actúan en conjunto, la CGT de Hugo Moyano se los llevará puestos en las discusiones.

La convulsión política de los últimos días como consecuencia de una cuenta en Suiza investigada por la Justicia sumó un ingrediente muy sabroso en esta discusión.

Desde la óptica de Moyano, detrás de la jugada que buscaría complicarlo judicialmente podría estar la mano de sectores empresarios que tratan de llevar agua para su molino en medio de la disputa desatada por las paritarias y de paso torpedear al
Gobierno.

Al menos así lo dejaron en claro sus colaboradores cuando el gremio de los camioneros anunció el paro del lunes, al que luego se sumaron distintos sindicatos, y que finalmente fue dejado en suspenso.

En medio de las diatribas y amenazas a medios de comunicación y sectores políticos -sobre las cuales, como era de esperar, el gobierno no hizo repudio alguno-, el vocero de los camioneros le apuntó a los empresarios que no quieren otorgar los aumentos requeridos.

La exagerada medida de fuerza para defender al jefe cegetista fue motivo de consultas entre los jefes de las cámaras empresarias, preocupados porque las turbulencias puedan terminar afectando el clima de negocios.

Los bloqueos del 2010 generaron gran malestar empresarial con la CGT, y el temor de que ese esquema de protestas se vuelva a disparar este año está cada vez más presente en las tertulias del Grupo de los 6.

También en la de cámaras poderosas como la Asociación Empresaria Argentina (AEA), donde tiene peso el Grupo Clarín, enemigo número uno para el kirchnerismo, que soportó varios bloqueos de Moyano y de militantes kirchneristas en los últimos
meses, que retrasaron la distribución del diario.

El riesgo de que Moyano termine de perder la paciencia y convierta al país en un pandemonio es una de las hipótesis más temidas por el sector privado, pero también por el poder político oficialista.

Por ello, la Casa Rosada tendió puentes de diálogo para tranquilizar al jefe cegetista y garantizarse que nadie sacará los pies del plato de cara a las presidenciales de octubre.

Al fin de cuentas, razonan cerca de la Rosada, Moyano podrá ser "piantavotos" para algunos sectores de la sociedad, pero su capacidad de paralizar el país en el momento que se le ocurra lo terminan convirtiendo en un "mal necesario".