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Por José Calero
La Rosada busca que la crisis no impacte en comicios
13 de agosto de 2011
La Argentina y el resto de los países de la región buscan despegarse de la feroz crisis padecida por Estados Unidos y Europa, y emerger tras ese descalabro mundial con más peso en las relaciones económicas internacionales.

La estrategia tiene especial impacto en la Argentina, porque atraviesa un año de definiciones electorales en lo más alto del poder.

En una de sus últimas intervenciones, la presidenta Cristina Fernández destacó que, a diferencia de lo que ocurre en Londres, con miles de jóvenes lanzados a protestar a las calles, en la Argentina se viven tiempos de prosperidad y paz.

El ministro de Economía, Amado Boudou, machacó con la idea de que no hacen falta medidas "rimbombantes" ante el escenario de dificultades que provoca zozobra y caos en el mundo. "Sólo hay que estar atentos", pidió.

El hecho de que la Argentina haya quedado marginada del escenario mundial tras el default de fines del 2001, y que luego encarara una política de "vivir con lo nuestro" anclada en el formidable ingreso de divisas por precios récord de los
commodities agrícolas, juega a favor del país en esta delicada coyuntura mundial.

La economía argentina tiene dos grandes impulsores: China y sus compras de soja y derivados; y Brasil, con el intercambio automotriz.

A esto se suma una cada vez más controversial estrategia de incentivo al consumo a través del aumento del gasto público, que se dispara por encima del 30 por ciento anual, combinado con una emisión monetaria que ya parece haberse salido de cauce.

En subsidios, sólo este año se destinarán unos 80.000 millones de pesos a frenar las tarifas en servicios de energía y transporte.

En el encuentro de la UNASUR realizado este viernes en Buenos Aires quedó claro el espíritu de la región de avanzar hacia un proceso de políticas cada vez más diferenciadas de los países centrales.

En esa estrategia es que se evaluó la necesidad de conformar fondos comunes que movilicen recursos financieros y los canalicen hacia la inversión para el desarrollo, a través de instituciones como el Banco del Sur y la Corporación Andina de Fomento".

Una de las preocupaciones planteadas por los ministros fue la posibilidad de enfrentar ataques especulativos sobre sus monedas y avanzar en la acumulación de reservas como escudo protector, pero sin resignar la posible utilización de esos recursos.

Con ese fin, la Argentina y Brasil pusieron el acento en la necesidad de ir desdolarizando el comercio entre países, para evitar tener que triangular monedas y perder grandes masas de divisas al momento de realizar el cambio.

También se puso el acento en la necesidad de mantener el superávit fiscal y la acumulación de reservas como herramienta indispensable para posibilitar la independencia económica.

Uno de los problemas para la Argentina puede llegar como coletazo de la pronunciada crisis en Estados Unidos y Europa.

Es que la caída en la actividad de ambos grandes bloques provocaría también un merma en las ventas de manufacturas China, y de ahí a una reducción de las indispensables compras de soja habría poca distancia.

Igual, este año China crecerá casi 9 por ciento, y eso permitiría sostener las compras a la Argentina, que tiene 60 por ciento de las exportaciones concentradas en granos, aceites, combustibles y minerales.

Boudou insiste en que no harían falta medidas adicionales para hacer frente al descalabro mundial.

Pero por las dudas varios circuitos de la órbita económica ya tienen en marcha un Plan B por si finalmente llega la hora de tomar medidas "rimbombantes": llegado el caso, la Argentina podría echar mano de un cierre drástico de las importaciones.