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Por José Calero
Kirchner juega fuerte y desconcierta empresarios
13 de octubre de 2006
Néstor Kirchner recibió los últimos informes sobre los problemas de provisión de gasoil en el interior del país y dio vía libre para que el cada vez más duro secretario Guillermo Moreno ejecute una decisión de impacto imprevisible: echar mano de la Ley de Abastecimiento, ideada por el peronismo en los convulsionados 70.

Varios empresarios de primera línea no podían creer el paso que había dado el Gobierno, y quedaron sin capacidad de respuesta.

Y la preocupación fue en aumento cuando comprendieron que la ley no le apuntaba sólo a las petroleras, sino a toda la economía.

Al desempolvar esa norma controversial, el Gobierno envió un mensaje claro especialmente a las compañías multinacionales: "Ustedes juegan fuerte, pero yo puedo subir la apuesta".

Es que, con ese recurso legal a la mano, el Gobierno hasta podría meter preso a algún empresario encumbrado como para que sirva de "escarmiento" a sus pares.

El mensaje de Kirchner apuntó directamente al corazón de las petroleras, un sector con el cual el Gobierno mantiene una relación especial, porque necesita como el agua de inversiones para hacer frente a las dificultades de oferta de gas y gasoil ante una demanda creciente.

Un informe que maneja la Casa Rosada sostiene que la mayoría de las petroleras, con casi la única excepción de Repsol YPF, incumplió la promesa de incrementar la oferta de gasoil.

Hacia el resto de las petroleras -Petrobras, Shell y Esso- apuntaría todos los cañones el gobierno, que ya tuvo enfrentamientos de tono subido con la empresa angloholandesa, cuando el propio presidente llamó a boicotearla.

Incluso, la Casa Rosada le hizo llegar un mensaje poco sutil a esas petroleras para que sacrifiquen parte de su rentabilidad para garantizar la provisión de gasoil.

Los próximos días serán claves para conocer quién ganó la pulseada y si el gasoil aparece, en especial para el campo.

Si no surgen soluciones, el Gobierno ya tiene a mano medidas para aplicar multas, cancelar licencias para exportar y, en un caso extremo, echar mano de poner tras las rejas a algunos ejecutivos.

El tema de la ley de Abastecimiento estaba presente en el escritorio presidencial desde hace meses.

Kirchner había sido puesto al tanto de todos los detalles sobre la aplicación de esta ley por el propio Moreno, un hombre que juega fuerte en la relación con los empresarios y que carece de toda diplomacia.

Son innumerables las anécdotas que reflejan la dureza con que Moreno trata a los empresarios, algunos de los cuales hasta prefieren enviar delegados a las reuniones a las que son convocados, para evitar el destrato del secretario.

La última pelea fue con los textiles, llamados de inmediato a rendir cuentas en cuanto Moreno recibió la información del INDEC de que la ropa de verano se había disparado un 5,7 por ciento, empujando la inflación de septiembre al 0,9.

El secretario los llamó al orden en una tensa reunión realizada en uno de los principales shoppings.

Allí, con palabras poco amigables, exigió a los comerciantes de las principales marcas de ropa que bajen los precios.

Los empresarios amagaron una queja, pero Moreno no dejó espacio para planteos y les advirtió que si no se reducían los valores de vidriera, habría sanciones.

Cerca del gobierno aseguran que los comerciantes acataron al día siguiente la "orden" de un funcionario que pisa cada vez más fuerte en Economía, y que tiene vía libre del presidente Kirchner.

Dos foros empresarios.

Las quejas del sector privado podrían no quedar en niveles subterráneos y salir a la superficie en el marco de dos cónclaves que se realizarán en los próximos días.

En Córdoba, la UIA realizará su Conferencia Anual entre el jueves y el viernes próximo.

Un tema clave de ese encuentro será tratar de instalar la preocupación fabril por el proyecto de riesgos del trabajo que fogonea el diputado Héctor Recalde en el Congreso, con el aval del líder cegetista Hugo Moyano.

Consideran que esa iniciativa provocará un fuerte aumento de sus costos y nuevos dolores de cabeza con los precios.

Pero los hombres capitaneados por Héctor Méndez (industria plástica) deberán hacer malabarismo para evitar que el tema de la aplicación de la ley de Abastecimiento se filtre en el encuentro empresario.

Es que varios industriales están que trinan con esta medida y podrían acercar sus reclamos a ese foro.

La cuestión de los precios ya se trató, antes de conocerse esta medida extrema, en el último encuentro organizado por la Fundación Pro Tejer, que nuclea a los textiles.

Allí se admitió que algunos precios se habían escapado y le apuntaron directamente a los comercios, que no tardaron en reaccionar y, a través de la CAME, rechazaron responsabilidades y recordaron que "los formadores de precios están en la industria".

Osvaldo Cornide, titular de la CAME, estaba fuera del país cuando trascendió esa acusación de Pro Tejer y ordenó salir de inmediato al cruce. Sabe que es un tema delicado para el gobierno y quería aclarar la situación.

El tema también podría surgir en el Coloquio de IDEA que se llevará a cabo a principios de noviembre, con la participación de los número uno del empresariado.

La posición en el sector privado es muy crítica también allí contra la aplicación de la ley de Abastecimiento.

Consideran que es un retorno a una de las peores herramientas a las que echó mano el Estado para intervenir en la economía.

Pero admiten también que, con una materia prima dolarizada que cotiza a 3,12 pesos, y una demanda creciente, será muy difícil satisfacer las exigencias de control de la inflación que plantea el Gobierno.

Así las cosas, la cuerda parece que seguirá tensándose cada vez más, y el final es incierto.