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26 de abril de 2024
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Por José Calero
El riesgo de esperar resultados distintos haciendo siempre lo mismo
El equipo económico da señales de pretender combatir la inflación con los mismos métodos que contribuyeron a la escalada de precios, solo que ahora en vez de 500 serán apenas 100 los productos congelados
6 de diciembre de 2013
El gobierno aplicó en noviembre la mayor devaluación del peso desde que el kirchnerismo está al frente de la Casa Rosada, de casi 4%, lo cual proyecta el avance del dólar a casi el 50% anual. Todo en un intento por frenar el retraso cambiario, mientras apuesta a reducir la brecha con el dólar blue.

A esto se sumó la decisión de subir del 20 al 35% la penalización sobre las compras en el exterior, con el agravante para el bolsillo de que acceder a divisas para turismo también pasa a tener recargo.

La medida se toma en un clima de voracidad fiscal por parte del Estado, ya que la presión tributaria está en el nivel más alto de la historia, y buena parte de la tasa que los contribuyentes pagarán quedará en poder del Fisco, porque la AFIP traba las pocas devoluciones que debe realizar.

A esta altura de los acontecimientos convendría revisar el excesivo poder que tiene Impositiva, por ahora a cargo de Ricardo Echegaray, y cierto manejo discrecional con que se viene conduciendo, que tuvo su primer paso concreto cuando sin dar explicaciones dispuso quién podía o no acceder a divisas, desde octubre de 2011.

Echegaray, quien atraviesa su peor momento al frente del organismo, con recortes de poder en la Aduana donde desplazaron a su mano derecha Siomara Ayerén, lucha por sobrevivir en un puesto con salario de 100 mil pesos mensuales y una cuota de poder envidiable capaz de embriagar al más centrado.

Entre los importadores sugieren que la razón por la que fue despedida Ayerén es por cuestionamientos sobre supuestos manejos poco transparentes en el ingreso de mercaderías, amparados en la política discrecional dispuesta por el renunciado secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

La problemática del comercio administrado a pura discrecionalidad -en parte responsable de la inflación- se complementa con la errática política cambiaria.

En lo que va del año, el peso se devaluó 27 por ciento, casi en línea con la inflación relevada por consultoras privadas.

La estrategia refleja el convencimiento del nuevo equipo a cargo de la economía de que una diferencia del 60 por ciento entre el dólar oficial y el paralelo era insostenible, algo que Mercedes Marcó del Pont nunca entendió.

En paralelo, se espera cerrar acuerdos con las cerealeras para que suscriban una letra de corto plazo que aportará unos 1.700 millones de dólares a las reservas del Banco Central, antes de que perforen el peligroso piso de los 30.000 millones.

El objetivo es que en el verano se logre revertir el magro resultado del último trimestre, cuando el Banco Central perdió U$S 6.000 millones.

Días antes de asumir Axel Kicillof, la expectativa era de un dólar a 7 pesos para marzo, pero ahora la apuesta subió y ya se habla de $7,50 para abril.

La voracidad recaudatoria y la necesidad de resguardar hasta el último dólar se ve reflejada también en el impuestazo para los bienes suntuarios, que el Congreso convertirá en ley y significará aumentos de hasta el 50% para autos, motos, yates y aviones.

Pero el problema de la escasez de divisas requerirá de una política más sustancial.

El sector automotriz tiene un déficit de 8.500 millones de dólares, el energético 7.000 millones, el turismo 9.500 millones y la electrónica 5.000 millones.

Todo hace un total de U$S 30.000 millones anuales, cuando la llegada de capitales brilla por su ausencia.

Este escenario derivó en que la cantidad de pesos de la economía duplicara las reservas del Banco Central.

Pero lo que más preocupa por estas horas a sectores empresariales y financieros es la confirmación de que la llegada de Kicillof a la jefatura del Palacio de Hacienda traería menos cambios que los esperados.

El funcionario les dijo a empresarios ser un continuador de las políticas de Moreno, a pesar de que operó en su momento junto al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, para desplazarlo.

Continuaría la idea que predominó durante todo el kirchnerismo de que son los únicos que pueden cambiar las cosas en la Argentina, y que pretenden hacerlo solos, sin dar espacios a las fuerzas opositoras ni preocuparse por la búsqueda de consensos.

El equipo económico da señales de pretender combatir la inflación con los mismos métodos que contribuyeron a la escalada de precios, solo que ahora en vez de 500 serán apenas 100 los productos congelados.

Esta estrategia queda desbaratada ante una de las tantas reflexiones geniales de Albert Einstein: "Si buscás resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".