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26 de abril de 2024
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Por José Calero
Triste, solitaria y final: el modelo hace agua
Más ensimismada que nunca, la presidenta reapareció ante su militancia cegada por supuestos logros que le impiden ver que está llevando a la Argentina a una nueva crisis de alta escala que fabricará más pobres
23 de enero de 2014
La tardía reaparición de la presidenta Cristina Kirchner desilusionó a empresarios y financistas, los cuales aguardaban pistas sobre la resolución de temas clave como devaluación e inflación, pero nada de eso ocurrió y el dólar llegó a un nuevo récord: $8 el oficial, $13,10 el blue.

Dos días después de hacer "como si no pasara nada", debió dar marcha atrás que medidas que hacen a la columna vertebral de su modelo intervencionista: el cepo cambiaria, tal vez la decisión más dañina en materia económica después del "rodrigazo", y el recargo del 35% a las compras con tarjeta en el exterior, que ahora vuelve al 20%.

El problema es que esos dueños del dinero definen variables clave como inversiones, pero también desempeñan papeles determinantes en el comportamiento del dólar, gran estrella desde que a la presidenta se le ocurrió aplicar el cepo cambiario.

Analistas consideran que los dueños del dinero salieron a demostrar poder de fuego para torcerle el brazo al gobierno, sobre todo teniendo en cuenta que la presidenta no pudo cumplir su promesa de hace siete meses, cuando garantizó que no permitiría una devaluación.

Desde aquella promesa, realizada cuando el dólar oficial estaba a $5,22 y el blue había tocada los $10, el peso se devaluó 53 por ciento a nivel oficial y 31% en el marginal.

La impresión de que existe desorientación en el equipo económico sobre qué hacer con el mercado cambiario quedó en evidencia durante la jornada con la errática actuación del Banco Central.

El equipo conducido por Juan Carlos Fábrega intentó repetir la estrategia del miércoles y dejar que la cotización de la divisa estadounidense la definiera la oferta y la demanda.

Pero eso llevó de golpe el dólar a %8,60 en algunas casas de cambio, un nivel muy alto aún para quienes defienden la devaluación.

Pero la señal de alerta máxima llegó cuando el estatal Banco Provincia puso el dólar a $ 8,30, mientras el sol derretía la brea que fluye de las refacciones que se vienen haciendo en la city.

Ocurrió mientras el ministro de Economía, Axel Kicillof, ya estaba reunido con el directorio del BCRA analizando la delicada situación.

"Llegamos al límite, frenemos esto", largó uno de los directivos del Central, y de inmediato la Mesa de Dinero salió a vender 100 millones de dólares, lo que bajó la cotización del oficial a $8.

Pero el resultado fue de nuevo desgastante para las reservas del Banco Central, que viene cayendo al galope.

En medio de la vorágine y la desesperación, el gobierno lanzó las ´tropas´ de la Policía Federal, la Superintendencia de Bancos y la AFIP la sobre las cuevas, al mejor estilo "Moreno", y prometió no perderle pisada a quienes dominan el mercado ilegal.

El problema es que muchos de los que controlan ese mercado no son desconocidos para la Casa Rosada, e incluso solían compartir tertulias con funcionarios en otros tiempos.

En este escenario, sorprende además el intento del gobierno por hacerse el desentendido sobre lo que pasa en el mercado cambiario.

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que la devaluación la hizo el "mercado", lo cual es cómo admitir que el Estado ya no es capaz de influir sobre el derrotero cambiario, una señal de debilidad que sólo la escasa experiencia en el cargo del funcionario podría justificar.

Pero más interesante aún es buscar en los archivos documentales lo que pensaba Kicillof sobre la depreciación del peso cuando hacía teoría económica en su centro de estudios CENDA, del cual llegó también casi todo su equipo.

"Las devaluaciones significaron una transferencia brutal de ingresos. Cada vez que se aplicó una devaluación, se desencadenó un proceso inflacionario, por el efecto directo sobre mercancías importadas y bienes que el país exporta, en general alimentos.

Esto impactó en el salario real y en la participación de los asalariados en el ingreso. Aumentaron el desempleo y la pobreza", sostenía Kicillof.

A confesión de parte, relevo de prueba...