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25 de abril de 2024
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Por José Calero
El dólar cae, los precios suben y los empresarios disimulan
11 de noviembre de 2006
Ni siquiera el fortísimo crecimiento económico de la Argentina, con cuatro años subiendo al 9 por ciento promedio y perspectivas de alza similar para el 2007, permite ocultar las tensiones que persisten en el actual modelo.

El dato saliente de los últimos días fue la caída del dólar, que retrocedió a los niveles de agosto y podría seguir bajando en los próximos días.

Como contrapartida, distintos precios de la economía comenzaron a subir o están a punto de hacerlo, por alzas de costos que, a juicio de las empresas, ya no pueden sostenerse.

Este cuadro de situación encendió la alarma entre distintos sectores empresarios y puso en alerta al gobierno.

Igual, el principal "deporte" del empresariado argentino ahora es gritar "yo no fui", en cuanto trasciende alguna información que pueda disgustar a la Casa Rosada.

La modalidad, que empezó a alumbrar cuando el presidente Néstor Kirchner mandó a boicotear a la petrolera Shell y se terminó de afianzar durante el último y gris Coloquio de IDEA, consiste en diferenciarse rápido de cualquier tono crítico proveniente de algún sector privado.

El último dato de esta nueva realidad surgió de la convención de la Cámara de Supermercados, cuando la entidad salió a desmentir lo que varios empresarios habían dicho en ese encuentro sobre las dificultades para sostener los acuerdos de precios.

La cámara no sólo emitió un comunicado negando la existencia de esas advertencias sino que, en un curioso giro comunicacional, esa "gacetilla" fue difundida por el área a cargo de Guillermo Moreno, el omnipresente secretario de Comercio Exterior.

Algo similar había ocurrido días anteriores, cuando las concesionarias de peaje enviaron una carta al órgano de control de concesiones viales, el Occovi, aclarando que no habían participado en la publicación de notas en las que se mencionaba
que durante un encuentro de José Luis Rodríguez Zapatero con Kirchner, se había hablado sobre sus tarifas, teniendo en cuenta que son compañías con capitales ibéricos.

Hay mucho temor entre las empresas por quedar enemistadas con el gobierno.

Se desconoce oficialmente cuáles son las razones de semejante pánico, aunque los pocos que se animan a hablar por lo bajo dicen que está vinculado con el hecho de que el propio Kirchner pueda salir a ponerles "la gente en contrar", apuntándolos en alguno de los cuantiosos actos que viene realizando.

Pero otros tejen especulaciones más elaboradas: temen que desde la AFIP o algún otro organismo del Estado les puedan enviar inspecciones a las empresas que "se salgan de libreto".

Si semejante especulación tuviese algo de verdad, sería otra señal de que en la Argentina las instituciones funcionan a contramano de lo que se espera.

El dólar.

Gran volumen de dólares de exportadores y un corrimiento de los inversores hacia los bonos explican gran parte de esta novedad.

Un ejemplo es lo que ocurre con los cupones de deuda atados al crecimiento económico.
Esos títulos, que surgieron al calor del canje de la deuda, registran una suba exponencial y muchos expertos dicen que todavía no encontró un techo.

Parte de este fenómeno responde a que los bonos argentinos rinden en torno a 8 por ciento anual, mientras que los brasileños dan sólo 6,5.

Otro dato saliente es que el Banco Central aceptó una baja en el precio de la divisa, aunque no en la magnitud que podría haber caído.

En el mercado financiero hicieron una lectura fina de lo ocurrido: aseguran que el BCRA pretende dar una clara señal de que el precio del dólar es volátil, y que ningún sector debería acostumbrarse a un valor de la divisa.

Esto ratificaría el sistema de "flotación sucia" aplicado en el país luego de la crisis y que quedó instalado durante años.

El BCRA, que en octubre compraba a razón de 50 millones de dólares por día, en noviembre compra en promedio 100 millones y por ahora tiene la sartén por el mango en lo que hace a cotización de la divisa.

Si quisiera, podría hacer que el dólar cayera por debajo de los 3 pesos, pero esa no es la intención de las autoridades.

El problema, ya señalado desde el Tesoro de Estados Unidos y desde organismos multilaterales, es que la cotización del dólar sigue dependiendo de elementos artificiales, y no de la oferta y la demanda, lo cual quita transparencia al sistema cambiario.

Pero todo indica que la Argentina aún no está preparada para ese esquema de funcionamiento, porque unos pocos operadores podrían manipular a voluntad las cotizaciones y hacer sus propios "negocios".

A contramano de esta baja de la divisa, aumentó en los últimos días la presión sobre distintos precios.

Sectores vinculados con el turismo, la industria automotriz, el café y la carne dieron señales de que se vienen aumentos.

A esto se suman decenas de productos no alcanzados por los acuerdos de precios que vienen registrando subas "paso a paso", que escapan por ahora a los controles.

Otro dato que puede amplificar la presión sobre los precios es el plan "Feliz Navidad" que acaba de poner en marcha el gobierno anticipando los haberes jubilatorios, y la moratoria previsional por la cual habrá unos 700 mil nuevos jubilados que cobrarían en promedio unos 300 pesos hacia fin de año.

Hasta ahora la política de fomentar el consumo le dio excelente rédito al gobierno. Y parece dispuesto a seguir en esa línea, más allá de advertencias cada vez más fuertes sobre un recalentamiento de la economía.