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27 de abril de 2024
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Por José Calero
El Presidente también juega en la interna empresaria
25 de noviembre de 2006
El presidente Néstor Kirchner ni se molestó en disimular sus preferencias en el mundo empresario durante la última semana, en la que hizo una generosa aparición en la convención de los constructores, que le cedieron ese espacio para que enumerara la catarata de datos económicos positivos de su gestión.

Sucedió casi al mismo tiempo que los hombres del campo le mendigaban una reunión para tratar de ver cómo paliar la sucesión de medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo que los están perjudicando.

Quedó clara la elección del jefe de Estado: para la construcción, apoyo y subsidios; para el campo, presión impositiva vía retenciones y cierre de mercados para la carne.

En el agro se sienten atados de pies y manos: ni siquiera la otrora poderosa Sociedad Rural le puede llegar al Presidente, aunque por ahora no hará nada para enfrentarlo.

Más "combativos", los productores de CARBAP amagaron con un paro que quedó en la nada porque no fue apoyado por Confederaciones Rurales, que se conformó esta vez con promesas borrosas que le hizo el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Es curiosa la actitud presidencial: castiga con el látigo al agro, que vía retenciones le permite recaudar 14.000 millones de pesos anuales, el 10 por ciento de los ingresos que tendrá el Fisco este año.

Sin las retenciones, el superávit de la Argentina se reduciría en un 40 por ciento, tal es el grado en que la combinación de precios altos de los commodities y altísima
presión impositiva, logran sobre la ecuación impositiva.

En realidad, lo que el gobierno hace es aplicar un dólar paralelo para exportar, una idea que es bien vista por algún sector de los economistas pero que se debería blanquear.

En el campo tampoco hacen olas porque sembrar soja hoy en la Argentina se parece bastante a tener una mina de oro, y sin los efectos colaterales de que grupos ecologistas protesten por la forma en que se obtiene.

¡Qué semana!

Kirchner tuvo otra semana de euforia: desde el Ministerio de Economía le acercaron proyecciones sobre los niveles de empleo que reflejarían un dato clave.

A principios del año próximo, cuando se informe la desocupación del último trimestre del 2006, podrá anunciar con bombos y platillos que el desempleo cayó a un dígito (alrededor del 9 por ciento), producto del crecimiento de la demanda laboral que se está dando en numerosos sectores de la economía, como la construcción, la industria, el turismo, el comercio y la informática.

El comercio y el turismo emplean a casi 4 millones de personas, el 29 por ciento del total de ocupados.

Sólo el turismo generó más de 250 mil puestos de trabajo en los últimos tres años, según datos elaborados por la CAME.

El anuncio que hará Kirchner sobre empleo será seguramente el más importante de su gestión, y se producirá justo un año después de otro logro impactante: el pago de toda la deuda al FMI.

Son tiempos de bonanza para la Argentina, ya que a la suba de los precios internacionales de los productos que vende el país, se le suma la desaceleración de la economía norteamericana, que llevaría a la Reserva Federal a reducir la tasa de interés.

Ese dato terminaría de completar un contexto favorable, sumando al alza de la producción la llegada de capitales extranjeros por estas pampas.

Asignaturas pendientes

¿Estará el gobierno dispuesto a dar los pasos que se le reclaman desde el exterior para que esos capitales lleguen?

Qué le piden desde el sector empresario: primero, que deje de lado su controversial política de acuerdo de precios, que en realidad llaman "control de precios", lo que en los hechos parece ser así, si se tiene en cuenta el paso en falso dado por
el secretario Moreno la última semana, cuando hizo distribuir un panfleto en el Mercado de Liniers fijando valores máximos para la hacienda.

También le reclaman a Kirchner un sinceramiento de las tarifas energéticas para posibilitar la llegada de inversiones en ese sector, que la Argentina necesita hoy más que nunca.

"Reglas claras y seguridad jurídica", repiten los empresarios, la mayoría en estricto "off the record" para evitar un sablazo presidencial.

El ritmo frenético de anuncios positivos realizado por el presidente se sustentó además en el nivel de reservas récord alcanzado por el Banco Central, sobre el cual también vale la pena detenerse.

Ya se superaron los 30.000 millones de dólares y se recuperó sobradamente lo utilizado para pagarle al Fondo.

Pero a cambio el Banco Central está realizado una meteórica emisión de pesos que enseguida debe absorber con licitaciones de letras para evitar que se recaliente la inflación.

La emisión de títulos en octubre aumentó 5 por ciento respecto de septiembre, un volumen muy alto si se tiene en cuenta que ya hay más de 40.000 millones de pesos de letras en circulación.

Es decir, poco menos de la mitad de las reservas del BCRA en realidad respalda la deuda contraída por la autoridad monetaria para sostener la maquinaria de acumulación de reservas.

Igual, la mayoría de los especialistas, como los del Banco Río, coinciden en que estos números se pueden sostener, y más en un escenario favorable como el que se espera luego de que Ben Bernanke, el titular de la Reserva Federal, confirmó que las
tasas de interés en los Estados Unidos van a tender a bajar en los próximos meses.

Martín Redrado, ya consolidado como presidente del BCRA, elevó un informe muy positivo a Kirchner, en el cual prevé un mayor ingreso de fondos en la región para el año próximo, que beneficiará a la Argentina.

También la favorecerá el hecho de que la Argentina quiere cerrar a principios del 2007 un acuerdo de cancelación de deuda con el Club de París.

Esto permitirá sostener un crecimiento económico asegurado del 7 por ciento, que algunos analistas más entusiastas empiezan a subir al 8 por ciento.

Así, el gobierno parece que sólo deberá preocuparse por mantener en caja los precios y evitar apagones inorportunos en un año electoral donde, sea "pingüino o pingüina" el candidato, parece que podrá transitar con tranquilidad la búsqueda de la
reelección.