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20 de abril de 2024
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Por José Calero
La necesidad de equilibrar los costos del ajuste
De a poco se instala en la sociedad la idea de que el despilfarro kirchnerista deberá ser pagado únicamente por los sectores más postergados de la Argentina, lo cual encierra un riesgo alto para Macri
2 de abril de 2016
El gobierno de Mauricio Macri corre el riesgo de consolidar cierto convencimiento social de que las medidas adoptadas hasta ahora siempre van en perjuicio de los mismos sectores y que la etapa más dura del ajuste la pagarán los más débiles de la sociedad. La delicada situación social y los tarifazos en casi todos los rubros amagan convertir a abril en el mes más difícil de la corta gestión de Mauricio Macri.

A esto se suma un panorama desalentador en materia social, que venía empeorando en el gobierno de Cristina Fernández y tras la devaluación y la disparada inflacionaria, se complicó muy fuerte en el primer trimestre.

Para la Universidad Católica, un tercio de los argentinos es pobre y la situación empeorará en abril.

No existen demasiadas certezas sobre si Macri coincide o acepta la magnitud del descalabro social, pero las medidas adoptadas en su primer tramo de gobierno corren el riesgo de amplificar el deterioro.

En las zonas más postergadas, el peronismo, y en especial entre lo que queda del golpeado kirchnerismo, espera agazapado para recuperar posiciones al calor del descontento de la gente.

Sólo la magnitud del malestar popular de la gente con el kirchnerismo y sus enormes desprolijidades nunca reconocidas, parecen explicar por ahora que la gente siga abriéndole un crédito a Cambiemos.

Pero la "luna de miel" con los nuevos gobiernos, como recordó el camionero Pablo Moyano, suele durar no mucho más de 100 días.

La impaciencia se nota también hasta en los opositores que venían teniendo buena sintonía con Macri, como el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien alertó sobre las medidas que se vienen anunciando.

"Son como ingresar a un quirófano con una motosierra", dijo Massa, quien suele acertar con el timing de las declaraciones y se ve como dirigente de recambio para el 2019.

El reclamo de que el gobierno adopte alguna medida a favor de los que menos tienen empieza a sentirse cada vez con más fuerza en las barriadas pobres del conurbano, mientras las clases medias, votantes mayoritarias de Cambiemos en las presidenciales, observan con preocupación los aumentos de tarifas que les llueven en masa.

El gobierno comenzó a recibir fuego amigo por los aumentos de tarifas, como el de la diputada Elisa Carrió, quien aseguró que buscó convencer sin suerte a Macri de no lanzar todos los ajustes juntos desde abril.

Los tarifazos se suman a los despidos en el Estado -y también en el sector privado-, a la caída en el nivel de actividad, la falta de expectativas de generación de empleo y la política de endeudamiento a gran escala por la que parece haber optado la actual administración.

Ante semejante cuadro, el acuerdo con los acreedores que se cerraría a mediados de abril, tras haber obtenido un contundente respaldo en el Congreso, tendrá sabor a poco para Macri.

Es que poco importará al grueso de la población si la Argentina saldrá de la lista negra del default, sobre todo porque los beneficiarios de esa cruzada serán los especuladores financieros.

Con cierta candidez, el gobierno parece convencido de que una vez logrado el acuerdo comenzarán a llover las inversiones, algo cuya comprobación todavía es difícil de determinar.

En el gobierno sostienen que el Estado está al borde de la quiebra porque la herencia recibida superó los peores pronósticos, pero a medida que pasen los meses les será cada vez más difícil sostener ese recurso argumentativo.

Por eso, ante un escenario cada vez más complejo, el gobierno deberá acelerar el paquete de medidas que suele llamar "agenda social", que incluye medidas para los sectores más postergados.

Habrá que ver si esas iniciativas son capaces de equilibrar un mal humor social que, como marca la historia argentina, cuando cruza determinado umbral suele no tener retorno.