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Por José Calero
El año electoral empieza a levantar temperatura
7 de enero de 2007
La aparición con vida del albañil Luis Gerez trajo alivio a la sociedad argentina y al gobierno, pero de a poco comenzaron a surgir dudas en el fangoso tablero político argentino que deberían ser despejadas lo más rápido posible desde el oficialismo.

El kirchnerismo de Escobar quedó enredado en una cadena de sospechas que le hacen un flaco favor a la democracia, en medio de una fallida "conferencia de prensa" brindada por la víctima y denuncias de "operaciones" lanzadas desde la oposición.

Por ello, no todas son rosas para un gobierno que concluyó el año con muy buenos indicadores económicos pero complicaciones en materia política.

Es que el Estado ha sido incapaz de resolver el intríngulis de la desaparición de Jorge Julio López, testigo del juicio al represor Etchecolatz desaparecido hace tres meses y medio en uno de los hechos políticos más graves ocurridos desde la
restauración democrática en 1983.

En este marco, el ex subcomisario y diputado frustrado Luis Patti como el ex presidente Carlos Menem manifestaron sus sospechas de que detrás del episodio Gerez habían jugado hombres que responden al oficialismo en la dura interna de Escobar.

Desde el otro extremo del arco opositor, Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad), se preguntó si Gerez fue liberado a raíz del providencial discurso del presidente
Kirchner en cadena nacional, o si el jefe de Estado dio ese discurso porque ya sabía que el albañil iba a ser liberado.

Quedó flotando en el ambiente político que habría algo más detrás de la bienvenida aparición de Gerez y, por el bien de las instituciones, convendría que el gobierno, que eligió el "silencio de radio" sobre el tema, buscara despejar todas las
dudas en esta delicada cuestión.

Para agregar dramatismo a la situación, Luis Velasco, testigo clave del próximo proceso al sacerdote vinculado a la dictadura Christian von Wernich, dijo que teme ser "el tercer secuestrado" y seguir el camino de López y Gerez.

La carrera electoral

En los inicios de este año electoral, el lanzamiento, para algunos apresurado, de Roberto Lavagna como candidato a la presidencia, no alteró por ahora la tranquilidad de una Casa Rosada semivacía por las vacaciones de muchos funcionarios, incluido Kirchner.

Tampoco movió el amperímetro de una oposición atomizada en un puñado de candidaturas que aspiran a captar a los mismos sectores ideológicos y sociales.

Conviene entonces repasar el contexto en el cual se produce el anuncio del ex ministro de Economía de que su decisión de lanzarse está "tomada", y por qué en el oficialismo ni se inmutaron mientras que, desde PRO por ejemplo, ratificaron que
la candidatura presidencial de Mauricio Macri sigue firme.

Durante buena parte del 2006 Lavagna se dedicó a aclarar que el lanzamiento de su candidatura estaba supeditado a que la sociedad diera una señal de que comulgaba con su propuesta política.

Por ello, el ex ministro pidió a sus seguidores evitar la ansiedad y dar tiempo para que madurara la propuesta del espacio que pretende liderar.

No se sabe si Lavagna se convenció de que ese objetivo fue cumplido, a pesar de que las encuestas le reflejan un escaso 6 por ciento de intención de voto, pero apenas pasados unos días del 2007 decidió lanzar su candidatura.

Los que no quieren al ex ministro de Economía de Duhalde y Kirchner aseguran que debió apurar su lanzamiento porque está muy abajo en los sondeos de opinión y necesita arrancar ya con su campaña.

El gobierno, con Kirchner en El Calafate, hizo como si su anuncio no hubiese existido, mientras que Macri, potencial aliado electoral del ex ministro, consideró que la jugada de Lavagna fue una "señal de debilidad para posicionarse ante la
caída en las encuestas", y ratificó sus aspiraciones presidenciales, como también lo hizo el gobernador neuquino Jorge Sobisch.

Ricardo López Murphy, otro dirigente que aspira a jugar en la cancha de la centroderecha, ratificó que no quiere saber nada con Lavagna, a quien considera un "desprendimiento" de Kirchner.

Por el momento, da la sensación de que la oposición tendrá demasiados candidatos a presidentes para disputar un reducido puñado de votos, pero habrá que esperar.

El único apoyo que cosechó la jugada del ex ministro provino del radicalismo alfonsinista, que pretende colocar a un hombre del partido -¿el jefe del bloque de senadores Ernesto Sanz?- como candidato a vice en una hipotética fórmula presidencial compartida.

Así, la movida lavagnista parece por ahora haber aportado poco a un escenario político opositor debilitado ante la fortaleza que muestra el oficialismo, con encuestas que arrojan más del 50 por ciento de intención de voto para Kirchner si el
presidente se inclinara por buscar la reelección.

El presidente, que sigue sosteniendo que no se presentará y fogonea la candidatura al Sillón de Rivadavia de su esposa Cristina Fernández, había toreado a la oposición a lanzar sus candidatos para recién después dar el mismo paso desde el oficialismo, por lo que habrá que ver cuál es la próxima jugada que llega desde la Rosada.

El verano, casi siempre caliente en materia política en la Argentina, mantendrá vivo el conflicto por las pasteras de Uruguay.

Los ambientalistas y la intendencia de Gualeguaychú lanzaron una ofensiva a dos puntas: amagaron con bloquear la salida de ferrys hacia la costa uruguaya, muy requeridos por los argentinos, y pretenden utilizar al famoso carnaval de su tierra
como herramienta de propaganda.

La movida de frenar a los barcos de Buquebus fue sepultada, Gendarmería mediante y sin buenos modales, por el gobierno nacional, enterado de que de prosperar esa protesta corría el riesgo de poner en pie de guerra a la otra vez próspera clase
media.

Para la campaña publicitaria del carnaval se aprovechó la imagen de Evangelina Carrozzo, la reina ecologista que impactó apareciendo con poca ropa en plena cumbre de presidentes en Viena en mayo del 2006.

La idea es inundar a los miles de turistas que asistirán este verano al carnaval de Gualeguaychú con todo el cotillón antipapeleras.

Pero más allá de estos golpes de efecto, Kirchner y su par uruguayo Tabaré Vázquez siguen sin encontrar una salida al diferendo que mantiene alejados a dos países hermanos.

La economía, por ahora bien

La inflación de un dígito, el récord de 150.000 millones de pesos de recaudación y el sostenido crecimiento económico permitieron al gobierno cerrar el 2006 con un brindis, acompañado por la baja del desempleo –en febrero anunciarán que descendió a un dígito- y la suba del trabajo formal.

Para marzo, Kirchner espera tener abrochado un acuerdo con la CGT de Hugo Moyano con el objetivo de fijar un tope de ajustes salariales para todo el 2007, que algunos señalan en el 15 por ciento, cuatro puntos por debajo del 19 por ciento acordado el año pasado.

Para el sector empresario, el tope debe ser el 13 por ciento, y así se lo hicieron saber a la Casa Rosada tanto la UIA como la Cámara de Comercio.

Como sea, la recuperación salarial de los sectores en blanco –para los más de 4 millones de trabajadores en negro la suba es muy inferior- estaría levemente por encima de la inflación esperada para el 2007 por el gobierno, que rondaría el 10 por
ciento.

Para alcanzar ese objetivo, funcionarios como el secretario Guillermo Moreno salieron a apretar las clavijas de las prepagas, y les quieren imponer un tope del 6 por ciento de aumento, escalonado en tres meses, a cambio de permitirles cobrar aranceles extra por los servicios que utilicen sus afiliados.

Pero las empresas de medicina privada prefieren optar por un ajuste generalizado del 22 por ciento, y dejar de lado los "copagos", para garantizarse caja, aunque el problema es que semejante ajuste impactaría a pleno sobre el costo de vida de
enero y obstaculizaría los planes del gobierno de arrancar el año con un costo de vida que no supere el 1 por ciento.

El otro nubarrón veraniego en materia económica está vinculado con la siempre temida ecuación energética: la nueva salida de servicio de la Central de Embalse en Córdoba encendió otra luz de alerta, a pesar de que las vacaciones de muchos porteños y bonaerenses reducirán fuerte la demanda entre enero y febrero.

La situación de Embalse sumó un ingrediente que mete miedo, ya que la Fundación para la Defensa del Ambiente reflotó sus advertencias sobre el riesgo que encierra esa central abierta en 1983 y pidió adelantar su cierre, al señalar que sus sucesivas
fallas podrían terminar en un grave accidente.