La oposición busca su lugar - Asteriscos.Tv
Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
4 de mayo de 2024
Seguinos en
Por José Calero
La oposición busca su lugar
20 de enero de 2007
Con aciertos y errores, las fuerzas alineadas en la oposición buscan posicionarse en un año electoral difícil, donde el gobierno de Néstor Kirchner exhibe la fortaleza de una economía cuyo bríos prometen sostenerse cuando llegue la hora de concurrir a las urnas.

La dirigencia enrolada en la vereda de enfrente del gobierno se convenció de que, con el arranque del 2007, debía salir a jugar fuerte en el tablero político, y así deben entenderse las movidas que vienen concretando Roberto Lavagna, Mauricio Macri, Elisa Carrió, Ricardo López Murphy, Juan Carlos Blumberg y el resto de los políticos opositores.

El llamado de Blumberg a conformar una "mesa política" amplia donde estén representadas las voluntades de aquellos que discrepan con buena parte de las políticas públicas fue una jugada fuerte recibida con distinto grado de entusiasmo.

Macri se sumó rápidamente al convite y algo similar ocurrió con López Murphy y el gobernador neuquino Jorge Sobisch, pero Carrió la rechazó de plano y Lavagna optó por la indiferencia, tal vez porque sospecha que detrás de la jugada de Blumberg está la mano de Macri.

El presidente de Boca es, por estas horas, el principal obstáculo visualizado desde el lavagnismo para terminar de imponer la candidatura presidencial del ex ministro de Economía.

En el bunker de Lavagna se entusiasmaron esta semana con una encuesta encargada al politólogo peronista Julio Aurelio -el único que vaticinó un triunfo de Raúl Alfonsín en 1983- según la cual si hoy la candidata presidencial del kirchnerismo fuese la primera dama Cristina Fernández, ganaría con el 36,5 por ciento, seguida por Lavagna con el 20,7 y Macri con el 15,2.

La conclusión es clara: con esos números habría que ir a un ballottage que haría crecer las chances de una eventual alianza opositora.

Pero el terreno por recorrer de aquí a octubre es largo y sinuoso, y la principal fortaleza del oficialismo está vinculada con un escenario muy favorable: en los últimos cuatro años la economía creció más del 40 por ciento, hubo fuerte recuperación del empleo y la inflación, si bien con algunos coletazos, se
mantiene bajo control.

Después del lanzamiento de Lavagna, el dato más significativo que supo mostrar la oposición en lo que va de enero fue el llamamiento de Blumberg, un hombre que supo hacerse un lugar como paladín en la lucha contra la inseguridad a partir de
padecer en carne propia el asesinato de su hijo Axel, secuestrado por una banda cuyo cabecilla fue condenado a perpetua.

El ingeniero, que encabezó marchas multitudinarias contra la inseguridad –la última en Mar del Plata con la adhesión de no tantos turistas como se esperaba-, aún no confirmó si será candidato a gobernador bonaerense, lo cual anunciaría en marzo,
pero representa un imán para sectores sociales hartos de vivir con miedo a salir a la calle de noche.

También parece buscar posicionarse como aglutinador de dirigentes opositores, y algo de eso ocurrió con la presencia en la última marcha de Macri, el precandidato a gobernador bonaerense por el lavagnismo, Francisco De Narváez, y el líder
de los ahorristas descontentos y actor cómico, "Nito" Artaza.

La movida de Blumberg no mereció, por ahora, comentario alguno de un gobierno que en enero bajó mucho su perfil y se concentró en temas más urgentes, como la lucha contra la inflación, la discusión interminable con Uruguay por las papeleras y las negociaciones en el Mercosur.

En el lavagnismo admitieron su "sorpresa" por la convocatoria lanzada por Blumberg, mientras que Macri le reprochó a Lavagna no haber aceptado el convite de sentarse a discutir sobre la inseguridad.

Marzo será un mes de definiciones políticas, porque para esa altura del año se espera que Macri anuncie si competirá por la presidencia o la jefatura de Gobierno porteña, pero en especial el kirchnerismo podría dar señales claras de cuáles serán sus espadas en las elecciones.

Isabel y...Alfonsín

El juez Norberto Oyarbide se sumó al pedido de extradición de Isabel Perón y el juez mendocino Héctor Acosta, quien hizo punta en este tema, añadió un condimento extra al llamar a declarar al ex presidente Raúl Alfonsín, quien podría hacerlo por escrito.

El magistrado quiere preguntarle al primer presidente de la recuperada democracia si hubo un pacto con el PJ para investigar la represión ilegal desde el golpe de Estado en adelante.

En el radicalismo tomaron la decisión judicial como una afrenta y Ricardo Alfonsín calificó de "absurda" la hipótesis de semejante acuerdo. Otros dirigentes, como el titular de la Convención Nacional, Adolfo Stubrin, sospechan que se trata de
un "ardid para descolocar la verdad histórica de la ejemplar transición a la democracia".

Mientras la causa de la Triple A va cobrando forma, Isabel --con una salud precaria-- permanece en Madrid, pero entre sus pocos allegados existe la sensación de que la extradición será finalmente concedida.

La ofensiva judicial contra la ex presidenta desató un revuelo en el peronismo, ya que desde sectores sindicales vinculados con las 62 Organizaciones salieron a criticar a la Justicia, mientras que dirigentes como el diputado José María
Díaz Bancalari se pronunciaron a favor de lograr "verdad y justicia" sobre lo ocurrido en la década del 70 pero reclamaron que "no se toque" la figura del general Perón.

Transparentó así el temor que anida en sectores peronistas de que la citación de Isabel termine salpicando también la figura del tres veces presidente los argentinos.

Mercosur en llamas

La agenda internacional del gobierno ya venía a tambor batiente por un conflicto con Uruguay que, lejos de atenuarse, se tensa cada vez y se discute a grito limpio en los foros internacionales, como ocurrió en la reciente cumbre del Mercosur.

Para el martes, se espera que el tribunal de La Haya dictamine en contra de la Argentina y pida al país impedir los cortes de ruta en los accesos a Uruguay, un pedido que será muy difícil de cumplir por parte de un gobierno argentino negado a usar la fuerza contra los asambleístas.

Las tensiones entre argentinos y uruguayos no fueron el único punto de rispidez en la Cumbre, ya que los países miembro del bloque desnudaron en Río de Janeiro que, por estas horas, son múltiples las diferencias que los aquejan.

Las "asimetrías" entre socios grandes y pequeños, el rol que cada economía pretende jugar a futuro y cierta desconfianza hacia Brasil y la Argentina por parte de los países de menor porte, quedaron al desnudo en una cumbre movida.

Kirchner y Lula deberá trabajar mucho para revertir el estado de asamblea que domina al bloque sudamericano, y los puntos que juegan en contra son la deteriorada relación diplomática entre Argentina y Uruguay, y las quejas que Bolivia le espetó a Brasil en plena cumbre por el precio del gas.

En este escenario, el venezolano Hugo Chávez busca mediar entre las partes, pero tanto Brasil como la Argentina desconfían del "socialismo" que ventila a los cuatro vientos el mandatario caribeño, y ya preparan una estrategia para ponerlo en caja.

Salarios y precios

Este lunes, el líder cegetista Hugo Moyano, tiene cita con Kirchner en la Casa Rosada. Son múltiples los temas que esperan abordar, ahora que el camionero logró sofocar un incipiente motín en la central obrera tras el bochorno ocurrido durante el traslado de los restos de Perón a San Vicente.

El primer punto de la agenda es político, ya que se espera que Moyano insinúe a Kirchner la importancia de que en las listas legislativas del oficialismo para este año haya una presencia sindical.

Pero también puede representar la primera oportunidad del año para testear el pulso de la discusión salarial que se viene, con un sindicalismo que espera arrancarle al gobierno un aumento cercano al 20 por ciento para los sueldos del 2007.

En el gobierno están dispuestos a escuchar, pero quieren hacer números finos y atender también lo que tenga para decir el sector patronal, ya que desde la UIA rechazaron la pretensión sindical y hablan de un techo del 13 por ciento para el ajuste de salarios.