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Por José Calero
Kirchner se mete de lleno en puja por salarios
23 de abril de 2007
Dicen en la Casa Rosada que cuando Néstor Kirchner se obsesiona con un tema llueve un vendaval de demandas sobre los funcionarios involucrados, y hasta algunos admiten en voz baja el temor que llega a inspirar el "énfasis" que el presidente suele poner en sus reclamos.

Desde hace varias semanas el jefe de Estado venía advirtiendo demoras en la resolución de cuestiones centrales para su gobierno, y por eso decidió meterse personalmente para buscar una salida rápida.

Operó con Hugo Moyano, el jefe de la CGT, para sacar rápido un acuerdo de aumento salarial del 16,5 por ciento, porque notó el riesgo de que algunos gremios avanzaran con reclamos considerados "exorbitantes" por la Casa Rosada, como el 30 por
ciento que exigen los gastronómicos de Luis Barrionuevo, o el 25 que pide FOETRA.

Y también le exigió al jefe de Gabinete encontrar una salida al problema del desabastecimiento de carne que se viene notando con fuerza en los supermercados desde hace dos semanas.

El presidente también envió señales a los empresarios, a muchos de los cuales elogió en el acto realizado por el grupo Peugeot-Citroën para presentar una nueva línea de producción.

"Peugeot apoyó al país aún en los momentos difíciles", se ocupó de recordar Kirchner, quien se siente más cómodo si puede encasillar a sus interlocutores en vereda propia o ajena.

También tendió puentes con las cámaras empresarias, y por eso desde la UIA, la Cámara de la Construcción y los Transportistas de Cargas se anotaron rápido para avalar el acuerdo salarial.

Ese acuerdo le viene bien al gobierno porque descomprime el conflicto cuando se acrecienta una batalla electoral que por ahora le es favorable, y también sirve a los intereses de Moyano, interesado en mantener con mano firme el liderazgo en la
central obrera.

Camioneros, obreros de la construcción, estatales oficialistas, colectiveros, taxistas y encargados de Edificios llevaron la masa crítica necesitaría para darle volumen al convenio por el tope salarial, mientras los metalúrgicos de la
UOM avanzan por el mismo camino.

Como devolución de gentilezas, Kirchner recordó a los empresarios que las discusiones salariales deberán producirse "todos los años", para ir recomponiendo el bolsillo de los trabajadores.

Pero ahora resta "disciplinar" a tres gremios pesados: gastronómicos, maquinistas y telefónicos.

En el caso de los mozos y cocineros de restaurantes, el operativo ya comenzó, y Moyano se encontró cara a cara con Barrionuevo para hablar del tema.

Quedaron en tratar de pelear juntos por los salarios, pero Barrionuevo aclaró que el reclamo de los gastronómicos se mantendrá en el 30 por ciento, por ahora.

Algo similar, pero con menos pretensiones, ocurre con los telefónicos, mientras que La Fraternidad, un gremio poderoso por su capacidad de parar el servicio ferroviario, quiere un aumento del 20 por ciento.

Felisa avanzó un casillero, Moreno retrocedió dos

El acuerdo que se viene con la carne y lo ocurrido en el Mercado Central, donde se debieron convalidar aumentos en frutas y verduras, reflejó un avance de la ministra Felisa Miceli sobre el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a quien
desde distintos sectores se señala como aspirante al Palacio de Hacienda.

Es que Moreno había lanzado la idea de imponer una drástica y amplia "zona de exclusión" alrededor del Mercado de Liniers para evitar que la hacienda se comercialice en otros espacios, como de hecho está ocurriendo ahora.

"En ningún momento se pensó en eso, es descabellado", le dijo Miceli a los hombres de campo que llamaron preocupados por esa versión.

También les dejó claro, por las dudas, que la negociación estaba a cargo de ella y del jefe de Gabinete.

En el gobierno cayó también mal la difusión de información inquietante sobre la presencia de "delegados" de Moreno en los mercados de hacienda y de verduras que buscarían, no siempre con buenos modales, disciplinar los precios de compraventa.

Kirchner no quiere que su gobierno quede vinculado a "patotas" de ningún tipo, y por eso causó inquietud la difusión de esa versión.

En sintonía con la posición de Miceli, el ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Raúl Rivara, le pidió a Moreno que "se dedique a otra cosa en vez de presionar a los productores".

La intransigencia y el énfasis exagerado que demuestra Moreno en cada una de sus intervenciones privadas con los empresarios empezó a preocupar a la Casa Rosada, a pesar de que el funcionario es funcional a las necesidades de Kirchner de
"reprimir" la suba de precios, al menos los que hasta ahora se difunden desde el gobierno a través del INDEC.

A partir de ahora, se espera que con la mayor profesionalización de ese organismo a través de la designación de técnicos respetados en estadística, como Alejandro Barrios, el INDEC recupere imagen de independiente e imparcial.

Ese nombramiento fue otro paso adelante de Miceli, que logró imponer a un hombre con el que tiene buena sintonía, como Barrios, quien hasta ahora también coordinaba los equipos técnicos de la fundación FETYP, fundada por el vicepresidente del Banco Nación, Roberto Feletti.

Barrios ya se desempeñaba como técnico del INDEC y ahora, con el aval de un sector del gremio, tendrá el desafío de jerarquizar a un organismo clave para tomar decisiones económicas en la Argentina.