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Por José Calero
¿Kirchner "ministro de Economía" de Cristina?
22 de septiembre de 2007
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En la lógica económica "pingüina", el rol del gobierno que viene deberá ser alcanzar el "acuerdo social" que permita contener a largo plazo "las tensiones inflacionarias derivadas del crecimiento".

Sectores ultrafinancieros creen que Cristina debería realizar una nueva oferta a los tenedores de bonos en default por 20.000 millones de dólares.

Cristina buscará borrar las últimas dudas que quedan entre inversores y financistas internacionales respecto de lo que consideran "debilidades" del modelo en curso.

Mientras las definiciones de fondo de la principal candidata a suceder a Néstor Kirchner el 10 de diciembre próximo tardan en llegar, en los sectores productivos y financieros crece el convencimiento de que el actual presidente continuará teniendo
fuerte injerencia en cuestiones económicas si su esposa, Cristina Fernández, llega al sillón de Rivadavia.

Esa percepción se robusteció en los últimos días, cuando Kirchner, virtual jefe de campaña de su mujer, salió a cruzar duro cualquier intento de mellar los "avances" logrados hasta ahora, y a castigar a candidatos y economistas más cercanos al modelo de los 90, que militan en veredas opuestas, como las del PRO liderado por Mauricio Macri.

El problema es que para la candidata su mayor fortaleza de estas horas, garantizar la continuidad de lo hecho por su esposo, puede mostrarla a futuro como una presidenta débil, pero ese no parece ser un tema que le quite el sueño por ahora al matrimonio
presidencial.

Entre empresarios y banqueros crece el convencimiento de que el presidente ya no sólo está defendiendo este modelo económico y social, sino que está dando pautas de que con Cristina habrá "continuidad y profundización" de un conjunto de variables clave que hacen a la esencia misma de lo que denomina la "política industrialista".

"Cristina va a profundizar el cambio en la Argentina y a construir una nueva institucionalidad", se le escucha decir al presidente.

En la lógica económica "pingüina", el rol del gobierno que viene deberá ser alcanzar el "acuerdo social" que permita contener a largo plazo "las tensiones inflacionarias derivadas del crecimiento" y mejorar la distribución del ingreso, una cuestión a la que el presidente considera una asignatura pendiente.

Los números cada vez más cuestionados que ofrece el INDEC confirman que la desigualdad sigue presente en la Argentina. El 10 por ciento de la población más rica percibe 30 veces más recursos que el 10 por ciento más pobre.

En el "establishment" no dudan de que Cristina garantiza la continuidad y por eso vienen haciendo trascender desde hacer semanas que dan por descontado su triunfo.

"Ella es la única que garantiza la gobernabilidad", machacan a través de todas las usinas de difusión del pensamiento de los que mandan en la Argentina.

Pero esa certeza encierra también dudas, que los centros de poder están dispuestos a exigir resolver a partir de la nueva gestión.

Esos interrogantes giran alrededor de los siguientes temas:

- Acuerdo social: los empresarios pretenden cerrar acuerdos de largo aliento con el sindicalismo para que ceda la conflictividad social y haya un plan de crecimiento a largo plazo que les garantice un nivel mínimo de rentabilidad.

- Creen que de esa forma llegarán las inversiones necesarias para, por ejemplo, realizar las obras pendientes en materia energética que eviten sofocones como los que sufrió la industria este año.

- En el mundo de las finanzas sostienen que Cristina deberá buscar un rápido acuerdo con el Club de París, aunque eso signifique sentarse otra vez a conversar con el FMI, que ya para esas alturas debería estar conducido por el francés Dominique
Strauss-Kahn, a quien el gobierno dará su apoyo.

- Entre las privatizadas consideran que el ajuste de tarifas residenciales, en especial en el sector eléctrico, no debería demorarse más allá de febrero del 2008.

- Sectores ultrafinancieros creen que Cristina debería realizar una nueva oferta a los tenedores de bonos en default por 20.000 millones de dólares, una cuestión que Kirchner da por cerrada.

Dicen que de esa forma la eventual presidenta se garantizaría una bienvenida "dulce" en el concierto de las finanzas internacionales y que la Argentina volvería a ser "respetada" en el mundo.

Sintonía total

Más cerca, entre las industrias con fuertes intereses en el país, demuestran entusiasmo total por la candidata oficialista.

Existe sintonía absoluta con Cristina de parte de los grandes grupos económicos, como YPF, Techint y Arcor, y también en las cámaras empresarias que los cobijan, como la UIA e IDEA.

Esa sintonía no sólo abarca a la candidata: en las últimas semanas terminó de cerrarse un apoyo decisivo del mundo empresario a la candidatura de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires.

Así se lo transmitieron voceros informales de los industriales en distintas reuniones, de las cuales salieron entusiasmados por los planes productivos del vicepresidente que busca gobernar el principal distrito del país.

Desde la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA) -que nuclea a buena parte de las fábricas bonaerenses- están preparando un plan para acercar a las nuevas autoridades apenas concluyan los comicios del 28 de octubre.

El borrador de esa iniciativa insiste con la necesidad de aplicar una "política de Estado" en pro de la industrialización definitiva de la Argentina, y en acentuar este rumbo económico.

Otras cámaras con fuertes intereses en la provincia, como la de Comercio, coinciden con el diagnóstico.

Cristina en gira de negocios

Tal vez para ir limando algunas dudas que todavía existen entre los centros de poder internacional, Cristina dedicará la próxima semana a dar señales claras de lo que sería un eventual gobierno suyo.

Hablará en el Council of the Americas ante los inversores de Wall Street, se reunirá con referentes de la economía estadounidense y aprovechará para hurgar el estado de relación con el Fondo Monetario y el Banco Mundial.

Incluso, la candidata prevé reunirse a mediados de la semana próxima con el banquero William Rhodes, vicepresidente del Citicorp, a quien en algún momento Kirchner dedicó cuestionamientos por la estrecha vinculación que el hombre de las
finanzas tuvo con el gobierno menemista en el marco de la negociación de la deuda.

El viernes, Cristina mantendrá un encuentro con el encargado de la poderosa Reserva Federal de Nueva York, quien la recibirá junto a los jefes de los principales bancos de los Estados Unidos.

Ante ellos, Cristina buscará borrar las últimas dudas que quedan entre inversores y financistas internacionales respecto de lo que consideran "debilidades" del modelo en curso.

La principal: si la Argentina buscará atemperar su ritmo de crecimiento -como propone Alfonso Prat-Gay- para de esa forma alejar los fantasmas de la inflación, y qué medidas de ajuste está dispuesto a tomar su eventual gobierno para impedir que en el 2008 desaparezca, como se teme, el superávit fiscal.