Entre las últimas medidas que tomó antes de dejar la presidencia, Néstor Kirchner firmó un decreto que prorroga hasta 2032 la concesión del hipódromo y complejo de tragamonedas de Palermo, que vencía originalmente sólo en 2017.

El contrato de concesión está a cargo de la firma Hipódromo Argentino de Palermo (Hapsa), que tiene como principales accionistas al empresario Federico de Achával y a Casino Club, la firma controlada por López. El decreto que autoriza la prórroga fue firmado por Kirchner el 5 del mes pasado, aunque sólo se publicó en el Boletín Oficial el día 31, cuando ya era presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

En los considerandos para justificar la extensión de plazo original, el Gobierno informa sobre "el escaso tiempo restante para la finalización de la concesión otorgada, todo lo cual le impediría amortizar y/o recuperar las pérdidas sufridas y la inversión efectuada". Además, también reconoce que "durante los primeros diez años de concesión, la actividad hípica atravesó una seria crisis, originada en diversos factores, que conllevaron una sensible merma, en la asistencia del público apostador al circo hípico palermitano".

El dato más llamativo, sin embargo, es que, a cambio de otorgarle una extensión de 15 años en un contrato que vencería en 2017, el decreto de Néstor Kirchner le impone condiciones que a simple vista no resultan muy duras.

La primera es la intimación a la empresa concesionaria para que incremente el parque de máquinas electrónicas, algo que difícilmente podría ser mal visto por López y sus socios, ya que las tragamonedas constituyen su principal fuente de ingresos. La medida implicaría la "obligación" de incorporar 1500 máquinas más a las 3000 que en la actualidad están en operaciones.

La empresa concesionaria también está obligada a reciclar la tribuna del paddock (lugar donde se exhiben los caballos que van a correr) y a reemplazar los equipos de apuestas por unos de última generación, según se desprende del decreto oficial.

Achával es un empresario del negocio del turf, que accedió a la concesión del hipódromo en 1992, en tiempos de Carlos Menem. El contrato original contempla la explotación del predio por un plazo de 25 años. Sin embargo, el negocio se amplió en 2002, en el gobierno de Eduardo Duhalde, con la autorización de la Lotería Nacional para la instalación de las primeras máquinas tragamonedas.

En un primer momento, sólo se autorizó el funcionamiento de 70 tragamonedas, aunque dos años después la cifra se amplió a las 3000 máquinas. La operación de las tragamonedas está a cargo de Casino Club y López, que cuentan con una vasta experiencia en el negocio del juego, que incluye la administración de 17 casinos y bingos en todo el país.

López no es santacruceño, pero apenas por unos pocos kilómetros. El empresario nació en Comodoro Rivadavia, Chubut, y en la actualidad cuenta con negocios en gran parte del país, incluida la provincia natal del ex presidente Kirchner, en un espectro tan amplio, que abarca desde la búsqueda de petróleo hasta la recolección de residuos, pasando por el transporte, la construcción y la venta de aceite de oliva.