En el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, 3 de cada 4 funcionarios políticos fueron heredados de la gestión pasada, un hecho sin precedente, al menos desde 1983, que ni siquiera se registró después de la reelección de Carlos Menem, en 1995.

Si la renovación ya se había revelado escasa en la conformación del gabinete, cuando se ve cómo se conformó el Gobierno de los ministros para abajo, el panorama es aún menos claro. En los 178 cargos más importantes que cubrió la Presidenta sólo hay 44 caras nuevas. Los restantes 134, un poco más del 75 por ciento, fueron designados durante el gobierno de Néstor Kirchner y tras la transición se mantuvieron en su área o rotaron de oficina.

El ministro de Economía, Martín Lousteau, es el que más cambió. De las 24 secretarías y subsecretarías que dependen del Palacio de Hacienda, renovó 11. No pudo con uno de los más polémicos funcionarios kirchneristas, Guillermo Moreno, a quien heredó como secretario de Comercio Interior. Lousteau nombró a Hugo Secondini en Finanzas; a Javier Pereira en la Secretaría Legal y Administrativa; a Fernando Fraguio en Industria; a Gastón Rossi en Política Económica, y a Javier Okseniuk en la Subsecretaría de Programación Económica.

El otro gran cambio lo hizo Graciela Ocaña, en Salud, que casi barrió con la mayoría del equipo anterior. Nombró siete nuevos colaboradores. Sólo sobrevivió Carlos Soratti, en la Secretaría de Políticas.

Florencio Randazzo, en Interior, heredó a la ex menemista Kelly Olmos de la anterior gestión e incorporó a Marcio Barbosa Moreira (Secretaría de Interior) y a María Giménez (Subsecretaría de Coordinación). Casi seguro renovará el mandato de Rafael Follonier, un hombre que viajó con Kirchner a la selva colombiana, en la Secretaría de Provincias.

El resto de los ministros se aferraron a la estructura con la que llegaron. Lo mismo hizo la Presidenta, que ratificó a los seis secretarios de Estado que dependen de ella. Sí cambió al responsable de la Casa Militar, que pasó a ser el ex edecán de Kirchner Alejandro Graham. También heredó al vocero Miguel Núñez, pero lo jerarquizó al nombrarlo jefe de la Unidad de Comunicación Presidencial. También le renovó el mandato al veterano operador del PJ Juan Carlos Mazzón en la Unidad Presidente.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, sólo incorporó a Carlos Fernández -ex ministro de Hacienda de Felipe Solá- en la Secretaría de Evaluación Presupuestaria. Ratificó a Romina Picolotti en Medio Ambiente, a Enrique Albistur en Medios y a Juan Manuel Abal Medina en Gestión Pública.

Los récords

En la carrera por la renovación el ministro de Planificación, Julio De Vido, sólo se anotó dos puntos. Sumó a dos radicales K: Luis Alberto Beuret (Subsecretaría de Energía Eléctrica), y Alejandro Rodríguez (Subsecretaría de Combustibles). Los 18 restantes ya son veteranos del kirchnerismo.

Lo mismo hizo el canciller Jorge Taiana. Sólo incluyó al radical Horacio Quiroga como subsecretario de Relaciones Institucionales.

Aníbal Fernández se llevó a Justicia la estructura de Seguridad que dependía de él en Interior. De los 20 cargos que tiene en su nuevo ministerio, sólo innovó con la ex telermanista Lía María (Seguridad Ciudadana).

Nilda Garré, en Defensa, tiene otro récord: cero cambios. Redistribuyó oficinas, pero no sumó funcionarios. La sigue de cerca la ministra de Desarrollo, Alicia Kirchner. De las 16 dependencias dentro de su órbita, renovó el mandato de 13 funcionarios, y quedan 3 lugares por cubrir. Un cambio obligado será el de su ex secretario de Comunicación Fernando Gray, que ganó la intendencia de Esteban Echeverría.

Juan Carlos Tedesco, en Educación, incorporó a Susana Montaldo en Planeamiento Educativo. Carlos Tomada, en Trabajo, designó sólo a Alvaro Ruiz en Relaciones Laborales. Tal vez por la novedad de su cargo, Lino Barañao, ministro de Ciencia y Tecnología, hizo un aporte casi completo a la lista de debutantes.