Mar del Plata tiene menos cantidad de turistas y ya no fue necesario, como no ocurría desde hace muchos veranos, alojar a viajeros en casas de familia. Además, los operadores coinciden en que se retrajo el consumo y que se redujo además la estadía promedio.

Pero hay algo que no bajó en esta ciudad: los precios. Y ésta parece ser esa la causa del balance negativo que arroja enero, un mes con valores que, según los rubros, llegan hasta un 40% arriba que en la temporada 2007.

Por eso, el turismo respondió con la misma rigurosidad con que algunos remarcaron: se retrajo. Los operadores sostienen que, además, este año el turista del segmento ABC1 no eligió Mar del Plata sino que optó por destinos en el exterior, principalmente las playas brasileras.

Los rubros que mayores aumentos de tarifas registraron son, principalmente, el inmobiliario y el gastronómico. Difícilmente, en temporadas anteriores se podía encontrar disponibilidad en casas y departamentos para los últimos días de enero; hoy sobra.

El intendente de la ciudad, Gustavo Pulti, reconoció en estos días que los números de la temporada de verano cayeron un 4% en relación al año pasado. Y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, llegó el fin de semana con un plan para que los precios abusivos no atenten contra el negocio del turismo (ver Una lista...). Pablo Fernández, titular del Ente Municipal de Turismo, sostuvo que la temporada de verano es "buena", aunque reconoció que "no es espectacular".

Todavía no se conocen las cifras oficiales que arrojará el mes fuerte del año, pero los operadores turísticos ya dan porcentajes que ubican la merma en la afluencia de turistas, en comparación al verano anterior, en torno al 10%.

Las que más se resintieron fueron las operaciones inmobiliarias: los alquileres de temporada bajaron entre un 20 y un 25%. Las razones son evidentes: en algunos casos, hubo aumentos de hasta el 40%.

En noviembre, y luego de una reunión con sus asociados, el Colegio de Martilleros de Mar del Plata "sugirió" un incremento no superior al 15% en los alquileres temporarios. Pero pocos, o ninguno, respetaron la sugerencia.

"Nosotros arrancamos con alquileres un 30% más caros que en enero de 2007. Se habló con los propietarios y conseguimos bajarlos: el aumento fue del 20%. Igual, se hicieron un 10% menos de operaciones", contó a Clarín Oscar Gonnet, de Gonnet Propiedades. "Hace mucho no ocurre lo que pasó este verano: generalmente, desde el 15 de enero en adelante no teníamos nada en alquiler y este año apenas un solo día faltaron departamentos. Fue un sábado", reconoció.

Por un dos ambientes que el año pasado se pagó 1.800 pesos la quincena, este año se pidió hasta 2.500 pesos. "Y, algunos alquilamos -dijo a este diario un martillero del centro-. Pero en muchos casos, nos quedamos con la mercadería, también los fines de semana". Según explican en las inmobiliarias, la presión llegó por parte de los propietarios de los inmuebles que, en la mayoría de los casos, pretendieron aumentos que el turista no estuvo dispuesto a pagar.

En la gastronomía, el impacto también se sintió fuerte. El consumo bajó un 30%, según directivos de la Asociación Hotelera Gastronómica local. Además de los precios, en el rubro jugó en contra el cambio del huso horario, ya que los restaurantes directamente perdieron el primer turno de cena, el de las 21, porque la gente se quedó más tiempo en la playa.

Tanto esta situación, como la de los altos precios, no son exclusivas de Mar del Plata, sino que se verifican también en el resto de los balnearios de la Costa Atlántica. El intendente Pulti, no obstante, analizó: "en algunas de nuestras playas pueden no haber evaluado bien la oferta".

Con vistas al próximo recambio, las expectativas están puestas ahora en febrero, para cuando se anuncian descuentos de hasta un 30% en alojamiento. "Febrero será mejor de lo esperado", calculó Jorge González, dueño del balneario La Caseta, en el sur. Con más de 20 temporadas encima, González entiende que "es prematuro hacer balances del verano" y que la discusión debe centrarse en entender "los nuevos hábitos del turismo". Entre los nuevos hábitos se desprende el turismo de fin de semana y la permanencia más breve de los turistas. Relevamientos oficiales revelan que en general la estadía promedio fue de siete días. En esto, el precio del alojamiento ha sido determinante.

En la oficina que Defensa del Consumidor dispuso este año para que los turistas expresen sus quejas, se recibieron algunas relacionadas con los aumentos excesivos. "Como existe la libertad de precios", admitió el titular de la dependencia, Ariel Ciano, "es poco lo que podemos hacer".