Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
28 de marzo de 2024
Seguinos en
Ganso Verde, la batalla para poder sobrevivir en Malvinas
Un ex combatiente narró a Asteriscos.Tv la odisea de una de las batallas más cruentas de la Guerra de Malvinas. Un testimonio estremecedor, a 26 años de la contienda
1 de abril de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

El ex combatiente Horacio Benítez encabezó uno de los batallones de combate que intentó repeler a "sangre y locura" el desembarco de más de 3.000 paracaidistas ingleses en Ganso Verde, una de las batallas más duras, junto a la de Monte Longdon, de la Guerra de Malvinas.

Benítez integraba una compañía de 120 hombres del batallón del regimiento de La Tablada que llegó hasta la ladera del Monte luego de caminar casi tres kilómetros en formación de combate por una pradera desértica, en medio de la noche.

"Ya en ese momento el descontrol era total por la desorganización y la falta de orden de mando. Cuando nos ordenan avanzar, un Mayor se subió a una de las piedras, sacó una espada, que nunca supimos cómo la consiguió, y gritó: ¡Al combate, a vencer o morir!, todos empezamos a caminar y después nos dimos cuenta que el hijo de puta se quedó en su lugar", narró a Asteriscos.Tv

Al llegar a la ladera del Monte de Ganso Verde, junto al regimiento 7 de La Plata, sufrieron en carne propia la desorganización, ya que recibían bombardeo por parte de los ingleses y de los argentinos que estaban detrás de ellos y calculaban mal los disparos.

Allí el buen criterio de otros oficiales los hizo improvisar y se armaron varios grupos que lograron avanzar y tener combates cuerpo a cuerpo con los paracaidistas que llegaban al lugar.

"Ellos tenían toda la tecnología, no sólo los visores infrarrojos, tenían además unas bengalas con paracaídas que iluminaban la noche como si fuera de día y duraban en el aire una eternidad", comentó el ex soldado.

En ese sentido, agregó: "Además no podíamos operar la radio porque los ingleses nos detectaban y nos enviaban unas bolas de fuego chiquitas que eran misiles antipersonales y te seguían por el calor corporal".

El ex combatiente tiene hoy 45 años, vive en San Isidro, tiene dos hijos y es invitado casi todos los años a contar su experiencias en colegios de la zona cuando llega esta fecha.

Benítez vio la muerte cerca cuando uno de esos misiles pasó a centímetros de su cuerpo e impactó en el rostro de un compañero que segundos antes hablaba con él y lo decapitó.

"Cuando lo vi caer a mi lado, me morí de miedo y lo único que atiné a hacer es correr, pero lo hice hacía adelante y subí la montaña totalmente desorientado, estaba muerto de miedo y no sabía ya como escapar", graficó Benítez.

El ex combatiente, quien reconoce que muchas cosas que vio intenta olvidarlas y no puede, señaló que observó a un grupo de 65 soldados argentinos degollados, y esa visión le permitió sentir que su única defensa a la muerte era disparar su arma hasta que no quedara ni una bala.

"Nos faltaban municiones, ellos tenían interminables, teníamos que avanzar sacándoles a los compañeros caídos y a los ingleses que también estaban muertos, eramos chorros de balas para poder seguir viviendo", graficó.
Video de la noticia