La Iglesia adoptó un rol de mayor protagonismo después de la suspensión del paro del campo, y pidió al Gobierno y a las entidades del agro que produzcan "gestos concretos" para alcanzar una solución definitiva a la crisis.

"Ninguno puede ser indiferente a las consecuencias negativas y el sufrimiento causado por la medida de fuerza", advirtió la Comisión Nacional Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina, que a su vez integra la de Pastoral Social, conducida por monseñor Jorge Casaretto, a través de un comunicado que difundió el diario La Nación.

El organismo episcopal, que preside el laico Eduardo Serantes, manifestó su "esperanza" de que "los productores agropecuarios, sus dirigentes y referentes del gobierno nacional puedan producir en los próximos días gestos concretos que permitan encontrar la solución definitiva al conflicto".

Por otra parte, a través de un documento publicado en su sitio en Internet, exhortó a abrir nuevas instancias de diálogo con el objetivo de "defender y consolidar una paz social real y duradera".

Además, reivindicó las "grandes posibilidades" que ofrece el diálogo como herramienta para la resolución de conflictos. Afirmó que se trata de un "instrumento de construcción y consolidación de la democracia" y del "mejor camino para generar un clima de amistad social que permita avanzar hacia la construcción de un proyecto de país que incluya a todos los ciudadanos".

El comunicado de la comisión se conoció esta mañana, pocas horas después de que las cuatro entidades del campo que habían iniciado un paro con cortes de ruta hacía tres semanas, decidieran una tregua y suspendió la medida de fuerza por 30 días para retomar las conversaciones con el Gobierno.