27 de abril de 2024
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Kirchner-Clarín, una pelea temeraria con final abierto
La reaparición pública del ex presidente con críticas al campo pero llamando a la unidad, tuvo un momento inesperado cuando enarboló un cartel contra ese medio
10 de abril de 2008
Rodeado de intendentes y gobernadores que lo vivaban, un Kirchner exaltado volvió a la primera plana pública luego de no pronunciar discurso alguno desde que su mujer asumió la presidencia el 10 de diciembre último.
Por si a alguien le quedaban dudas de que es el propio Kirchner quien impulsa la embestida contra el principal grupo de medios del país, el ex Presidente tomó uno de los carteles contra Clarín que firma la agrupación “La Campora”, que conduce su hijo Máximo.
“Clarín, el gran sojero argentino”, rezaba el cartel, revelando con gran poder de síntesis las dos preocupaciones que hoy desvelan al kirchnerismo: el campo y Clarín.
En el diario Clarín, los editores del periódico no podían creer lo que estaba pasando.
Nadie imagino que el propio Kirchner iba a ponerle el cuerpo a una pelea que, hasta ahora, estaba reservada a voceros marginales como Luis D´Elía, quien en el programa A dos Voces del canal de noticias TN del Grupo Clarín, incomodó a Marcelo Bonelli y Gustavo Silvestre con sus denuncias contra el grupo.
La agencia oficial Télam fue una de las primeras en difundir las fotos de Néstor Kirchner con el cartel contra Clarín, mientras que las imágenes televisivas de los mismos carteles en un acto reciente que encabezó Cristina Kirchner, fueron retransmitidas por las cámaras que contrata Presidencia, al parecer al estudio La Corte.
La escalada ya había empezado cuando Hugo Moyano enarboló otro cartel que decía "Clarín miente", por las noticias publicadas por ese medio sobre el asesinato de un sindicalista camionero.
Luego, en la mayoría de los actos kirchneristas comenzaron a aparecer carteles con la leyenda "TN, Todo Negativo", en alusión al principal canal de noticias del Grupo Clarín.
En medio de esta puja, el Gobierno hasta amagaría, llegado el caso, con impedir la fusión entre Multicanal y Cablevisión, un negocio clave para el grupo, podría elegir la norma de TV digital que Clarín no prefiere, coartarle negocios de telefonía y hasta introducir cambios en la ley de Radiodifusión para que el multimedio se vea obligado a desprenderse de algunos activos.
Parece que la guerra recién empieza, y otra vez el país puede terminar mal herido.