El viernes pasado presentó su renuncia el presidente de la firma, Carlos Felices. Telecom Argentina está atravesando un verdadero terremoto, a partir de las tensiones internas desatadas desde que Telefónica de España pasó a controlar Telecom Italia, a su vez asociada en la Argentina con el Grupo Werthein.

Felices presentó la renuncia indeclinable, argumentando que no toleraba las "instrucciones indebidas" que le llegaban desde Italia, y que en los últimos días lo habían obligado a presionar a directivos de la empresa para que modificaran, mediante acta notarial, las declaraciones que habían realizado a los veedores de la comisión de Defensa de la Competencia, asignados allí por el Gobierno para verificar si Telefónica de España tenía influencia sobre las decisiones de Telecom Argentina.

En este clima espeso, este martes se reunirá el directorio de Telecom Argentina para designar un nuevo presidente. Según pudo saber Clarín, el elegido será el abogado Enrique Garrido. Por cierto, Garrido ya había defendido públicamente la postura de que el ingreso de Telefónica no afectará la operación de Telecom.

La crisis interna recrudeció la semana pasada. Fue a partir de que los abogados de los Werthein se presentaron en el juzgado del juez en lo comercial Gastón Polo Olivera, denunciando el accionar de Felices. Polo Olivera había designado también un veedor, el doctor Rafael Manovil, a pedido de los Werthein. Después de estudiar la presentación de los Werthein, Polo Olivera elevó una denuncia penal por coacción y envió una copia a Defensa de la Competencia.

Enterada de lo que sucedía, Defensa de la Competencia, entre el jueves y el viernes pasado, decidió tomar declaraciones a una decena de altos directivos de Telecom Argentina, tras la cual la dependencia oficial también se sumó a la denuncia penal. La causa recayó en el juzgado de instrucción de la juez Lanz, que debía decidir si se declaraba o no competente. Si ocurriera esto último, la causa podía ser elevada a un juzgado federal.

En la embestida contra Felices, los Werthein argumentaron que las presiones del ahora ex titular de Telecom "estaban orientadas a lograr que los gerentes generales y, por intermedio de éstos, funcionarios de menor jerarquía de la empresa, modifiquen las declaraciones formuladas ante los veedores designados en el marco de las actuaciones seguidas ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), en cuanto el contenido de esas declaraciones habría sido perjudicial para los intereses de Telecom Italia", según informó el viernes el diario Página 12.

La intención de los accionistas italianos es desacreditar el informe de Defensa de la Competencia para así obtener la luz verde del Gobierno argentino para permitir la operación y evitar que Telefónica -controlante de Telecom Italia- se vea impedida de entrar en Telecom Argentina. Los Werthein argumentan que si Telefónica manda en Telefónica Argentina y también en Telecom Argentina, está última quedará claramente relegada en los planes de inversión diseñados por los nuevos controlantes.

Los veedores designados por Defensa de la Competencia concluyeron su tarea en febrero. El informe fue favorable a los Werthein. Pero aún no se conoce el resultado elaborado por el veedor judicial. Sobre él recayeron las presiones de Felices denunciadas por los Werthein.

En la denuncia presentada por los accionistas argentinos se pide que citen e interroguen a cinco directivos de áreas clave de la empresa: Guillermo Gully, director general corporativo; Carlos Augusto Zibiaur, director jurídico; Edmundo Poggio, director de Marco Regulatorio; María Delia Carrera Sala, directora de la Secretaría General, y Marcelo de Carli, director comercial de Telefonía Fija. La guerra seguramente continuará. Hay miles de millones de pesos en juego en el creciente negocio de las telecomunicaciones.