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27 de abril de 2024
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El Citibank bombardea Baires
Panorama económico publicado por Maximiliano Montenegro en el diario Crítica de la Argentina
3 de mayo de 2008
El Citibank disparó en los últimos días munición gruesa contra la administración K. En la Casa Rosada responden que el Citi lideró la especulación durante la corrida del viernes de la semana pasada, al día siguiente de la renuncia de Martín Lousteau, cuando el Banco Central vendió más de 300 millones para frenar la escalada del dólar. La guerra entre el Gobierno y la mayor entidad bancaria de los Estados Unidos está declarada.

Tal vez haya muchos bancos en el mundo que crean que a Argentina le esperan sólo desdichas por delante. Pero ninguno se atrevió a decirlo de una manera tan brutal. Mientras Cristina y Néstor Kirchner proclaman que no aceptarán ninguna receta para enfriar la economía, el Citi anuncia la cercanía del invierno para la política económica oficial. “Una aceleración inflacionaria todavía mayor es probable que sea acompañada o precedida por una fuga de capitales, desembocando en un aterrizaje forzoso ”, pronostica la entidad, en un informe distribuido el martes pasado (29 de abril) entre clientes VIP e inversores en Latinoamérica.

Según el banco norteamericano, para el 2008 Argentina enfrenta sólo dos escenarios posibles:

-El primero, con una probabilidad del 55%, se llama de “estanflación”, un término que los economistas traducen como de inflación con desaceleración o estancamiento económico. En dicho escenario, la “inflación real” rondaría entre 15 y 25 por ciento. El crecimiento del PBI, actualmente en el 8%, se reduciría a entre 3 y 5 por ciento. Teniendo en cuenta el arrastre estadístico del año pasado y del primer trimestre, para que ello sucediera la economía debería caer en recesión en la segunda mitad del año. El dólar, en tanto, despegaría desde un piso de 3,20 hasta 3,80. Y la tasa Badlar (que pagan los bancos por los depósitos de más de un millón de pesos) saltaría del 9,25% actual a entre 12 y 20 por ciento.

-El otro escenario, con una probabilidad del 45%, se denomina de “alta inflación”. En este caso los precios minoristas se proyectan arriba del 20% anual y la economía sufre un brusco parate del nivel de actividad, que terminaría en una severa recesión hacia la segunda mitad del año. La tasa de crecimiento del PBI tendría para el año un techo del 3% y hasta podría caer 1 por ciento. El dólar se movería desde un piso de 3,30 para arriba. La tasa Badlar volaría más allá del 20 por ciento.

“El año pasado, justo antes de la elección presidencial, sosteníamos que el tema principal era si el próximo gobierno sería la primera administración de Cristina Kirchner o si Néstor Kichner continuaría detentando el poder... Cuatro meses después de la asunción de Cristina Kirchner, la segunda opción parece ser el caso”, asegura el informe del Citi, firmado por el economista Marcos Buscaglia. Y explica que la actual visión del banco es “más pesimista” que la expresada antes de las elecciones, cuando ya la opinión del banco “era más negativa que el consenso de los pronósticos” de las consultoras privadas.

Ahora el Citi eliminó dentro de sus pronósticos el escenario de “sorpresas positivas”, al que igualmente en octubre le asignaba sólo un 10% de probabilidad. Buscaglia trabaja en la filial argentina del Citibank, pero reporta directamente a Alberto Ades, el economista jefe del banco para América Latina, con oficina en Nueva York. El título del dossier juega con la palabra “barro” en inglés: “Argentina: from muddling trough to getting muddy”. Sin traducción literal, la idea es que Argentina se encajó en el barro.

“Bajo las actuales condiciones de la política económica, la inflación se aceleraría todavía más”, afirma el documento. Y advierte que “incluso si el Gobierno alcanzara un acuerdo con los agricultores, se atravesó un punto de inflexión económica y políticamente. El reciente paro planteó un claro límite al esquema del Gobierno de elevar los impuestos al campo para subsidiar a los votantes urbanos. Los últimos hechos dejaron en claro, en nuestra opinión, que no hay una política antiinflacionaria consistente”, sentencia.

Finalmente, el memo señala que la tasa de crecimiento de los depósitos bancarios se ralentizó. Y vaticina una suba de las tasas de interés que pagan los bancos para retener a los ahorristas: “Un acuerdo con los agricultores reestablecería el ingreso estacional de dólares proveniente de las exportaciones y, en consecuencia, podría ayudar a posponer este aumento en las tasas de interés. Por el contrario, sin acuerdo, la suba en las tasas de intereses sería todavía más abrupta de lo esperado”.

Guerra declarada. En la Rosada acusan al Citi de apostar fuerte a un salto del dólar el viernes 25 de abril. Ese día, a horas de la renuncia de Lousteau, el Banco Central tuvo que sacar a relucir, como nunca durante toda la era K, el poder de fuego de las reservas para frenar la corrida cambiaria y evitar que la divisa volara por los aires. Fueron varios los bancos extranjeros que se prendieron en la movida contra el peso. Pero en el Gobierno creen que el Citi encabezó la carrera, comprando dólares a futuro a una cotización más alta que la del mercado. También, según las fuentes oficiales, desplegó una política muy agresiva de ventas de títulos de la deuda argentina, acentuando la caida en los precios. Desde el lunes pasado, cuando las ofertas de dólares se multiplicaron después de la señal que envió el Central, la autoridad que conduce Martín Redrado habría dejado caer unos centavos la cotización para mostrar al mercado que el banco norteamericano adquirió caro los dólares.

La visión de los economistas del Citibank sobre la realidad argentina no difiere mucho de la que sostienen distintos gurúes de Wall Street. O de publicaciones especializadas del exterior. De hecho, en su último número la conservadora revista británica The Economist titula “Cristina en el país de la ficción”, un durísimo artículo contra la política económica de los Kirchner y su actuación frente al lock out del campo.

Sin embargo, resulta llamativo que un banco con tantos intereses y clientes en el país se lance tan frontalmente contra la política oficial. Lejos quedó la década del 90, cuando encabezaba los ranking de la banca privada y negociaba desde Nueva York las políticas de la deuda con el menemismo. Pero aunque perdió posiciones desde la devaluación y el corralito, el Citi es todavía el octavo banco del país por depósitos, con más de 8.600 millones de pesos. Y figura cuarto entre los bancos extranjeros, detrás del Santander, el Francés y el HSBC.

Dicho sea de paso, ¿por qué el Citi distribuye un informe con pronósticos tan sombríos para un selecto club de clientes mientras capta depósitos en pesos de pequeños y medianos ahorristas a bajas tasas como si nada pasara? ¿No tienen derecho todos los depositantes de la entidad a conocer cuál es la visión de los economistas del banco?

“Hay mucha presión desde la casa matriz para recuperar liquidez en países como Argentina y cubrir posiciones en Estados Unidos, donde la crisis los golpeó”, comentan en despachos oficiales. “Estan sin brújula, en los últimos tiempos siempre van al revés del mercado”, agregan las mismas fuentes. ¿Será así? ¿O como sucedió en el 2001, el Citi es uno de los primeros bancos extranjeros que prepara las valijas repletas de dólares?