Pese a que hay miles de campañas concientizando sobre el daño del cigarrillo y muchos lugares donde está prohibido fumar, la cifra de fumadores creció y batió un récord.

Un estudio reveló que en 2007 se vendieron en la Argentina 2.052.371.559 paquetes de cigarrillos, un 3,16 por ciento más que en 2006, según información de la Secretaría de Agricultura de la Nación.

Las mayores ventas acompañaron el crecimiento de la población. En 2007 se vendieron en promedio 52,14 atados per capita; en 2006 fueron 51,05 atados por habitante y en 2005, 48,32, asegura el estudio publicado por el diario Clarín.

Pero, ¿qué es lo que hace que la gente siga fumando pese a todo?

Según la doctora María Inés Sosa Lipandi, de la comisión de trabajo antitabáquico de la Fundación Cardiológica Argentina, el Gobierno tiene una gran responsabilidad es esta batalla que todavía va perdiendo: "La verdad es que no me sorprende el aumento en las ventas. Mientras no haya un fuerte compromiso del Gobierno, va a ser imposible que decaiga el consumo de tabaco", aseguró la profesional.

Pero, también aseguran que hay otros factores que inciden de la misma manera: bajos precios, líneas más baratas de cigarrillos, la publicidad "tentadora", y el acceso irrestringido de los menores al tabaco, serían un combo explosivo que haría que el boom de las ventas se vuelva imparable.

"Los cigarrillos deberían estar más caros, seguro. En dólares, y comparando su valor contra el salario y otros bienes, están muy baratos", dijo Facundo Etchebehere, director de Asuntos Corporativos de Nobleza Piccardo al diario.

El ejecutivo sostuvo que estaba de acuerdo "con que los precios encuentren otro lugar, pero que sea de equilibrio para que no aumente el contrabando".

En la actualidad se estima que el comercio ilegal de cigarrillos (contrabando, falsificación, origen desconocido) alcanza al 8,8 por ciento del total de las ventas. El bajo precio, además, habría provocado una baja del contrabando y una suba de las ventas legales.

El cigarrillo no es un buen consejero, además de atentar contra nuestra economía, nos arruina la vida.