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19 de abril de 2024
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Puerta 12: la crónica de un horror que aún no se olvida
El 23 de junio de 1968 murieron 71 personas aplastadas a la salida del estadio Monumental. La mayoría eran jóvenes. Múltiples teorías y pocas respuestas
21 de junio de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

Tres décadas y media antes de la tragedia de República de Cromañón, 71 personas, la mayoría jóvenes de entre 18 y 20 años, fueron protagonistas de otra muerte absurda en un espectáculo, esta vez deportivo, en el estadio de River.

La tragedia de la puerta 12, ocurrida a la salida de un aburrido superclásico jugado el 23 de junio de 1968, hace 40 años, tiene hoy dos hitos vergonzantes: la de ser el evento que generó la mayor cantidad de muertos en una cancha de fútbol en la Argentina y el desconocimiento cabal de las causas que lo provocaron.

En un país frágil de memoria y de una justicia que no cierra heridas con sus actos, los familiares de las víctimas de la Puerta 12 aún buscan respuestas a un recuerdo dramático que no pueden cicatrizar de sus historias personales.

La muerte de estas personas sucedió al finalizar el partido que River y Boca empataron sin goles por el Torneo Metropolitano de 1968, en un encuentro aburrido que reunió a más de 85 mil espectadores en el Monumental.

Las crónicas de ese día señalan que apenas finalizó el encuentro, los hinchas de Boca ubicados en la tribuna alta visitante buscaron pronto la salida para dejar atrás un choque que no entusiasmó a nadie.

En la previa, la barra de Boca ya había protagonizado algunos incidentes, como tirar objetos hacía la tribuna de River, además de generar peleas en la mismas gradas donde estaban los simpatizantes “xeneizes” y de cantar a viva voz “La marcha peronista”, en un desafío violento a la censura que imponía la dictadura de Juan Carlos Onganía a ese grito popular.

A partir allí las versiones de los protagonistas y los sobrevivientes de los hechos se llenan de hipótesis: primero se denunció que los controles del club había dejado colocados los molinetes y eso fue una trampa mortal para la salida de la muchedumbre que realizaba avalanchas en los oscuros y angostos pasillos del estadio.

Otra versión habló de las puertas tipo tijera y enrejadas, que no estaban del todo abiertas e inclusive se dijo que estaban cerradas, lo que convirtió a la puerta 12 en una trampa mortal y sin salida.

La tercera se acerca más a una idea de represión e involucra a la policía Montada, que estaba sobre ese acceso esperando a la barra de Boca para detenerlos y pegarles a raíz de los desmanes y el cántico político que habían protagonizado.

Lo cierto es que los sobrevivientes narraron como la avalancha en un momento se detuvo y las personas intentaron nuevamente regresar –muchos de ellos los mismos barras-- sobres su pasos, y produjeron una presión que comenzó a matar público indiscriminadamente.

Los cuerpos quedaron apretujados en una fotografía que aún conmueve por su dramatismo. La justicia comenzó a investigar, detuvo y embargó a dos personas del club que luego fueron sobreseídas.

La Asociación del Fútbol Argentino, presionada por el Gobierno, buscó rápidamente una solución extrajudicial y ofreció una compensación económica a las familias de las víctimas, a las cuales “presionó” para que aceptaran o no alrededor de 2.000 dólares por víctima. La mayoría aceptó esa cifra hoy irrisoria.

Muchos de los sobrevivientes de ese hecho nunca más volvieron a una cancha de fútbol, un deporte que aún hoy sufre el luto de la injusticia y la sinrazón.

La memoria rescata de ese día la humorada de Angel Clemente Rojas “robándole” a Amadeo Carrizo su gorra que le daba, según el arquero, “buena suerte”, y le sumaba minutos al récord de la valla invita del arquero de River.

También, la recorrida del juez de la causa, al día siguiente, en una puerta 12 –hoy llamada Puerta K— donde los únicos testigos de la tragedia eran la sangre en las escalinatas y decenas de zapatillas y cordones desparramados. Otra foto conocida que no se olvida.

Trailer del documental "La puerta 12" dirigida por Pablo Tesoriere.
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