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¿Qué hacer para no caer en la trampa?
Los engaños más comunes y cómo "zafar"
7 de julio de 2008
Nadie puede "zafar" de esta problématica que la que desde hace unos años hace a los ciudadanos víctimas y de la que nunca se sabe qué recaudos tener.

De todas maneras, hay ciertas pautas para seguir para estar en alerta.

No hay que dar ninguna información (horarios, hobbies, fechas, datos personales, etcétera) por teléfono o a gente que no sea de confianza. Y menos a quienes lo preguntan fuera de una institución identificable.

No responder encuestas telefónicas que impliquen dar datos personales, aunque el que llame se identifique.

Si la llamada es hecha desde una cárcel del Servicio Penitenciario (una grabación lo anuncia), cortar de inmediato.

También hay que cortar cuando los supuestos secuestradores dicen que tienen cautivo a alguien de la familia e insisten en forma permanente con que uno no corte. Los secuestradores reales tienen dominio de la situación y llaman cuando ellos quieren, sin condiciones.

Si alguien llama diciendo que hay un familiar accidentado no entregar datos de esa persona porque luego pueden usarlos. En caso de duda, preguntar uno sobre rasgos físicos de la supuesta víctima u otros datos, pero jamás entregarlos.

En todos los casos en que la víctima tenga un celular, comunicarse de inmediato con el familiar que está supuestamente secuestrado.

Cuando el edificio tiene un buzón de uso colectivo hay que tratar de no dejar mucho tiempo la correspondencia. De ahí se pueden sacar datos para ser usados en una futura llamada.

Si se le da a los supuestos secuestradores el código de una tarjeta telefónica como pago, se recomienda no tirar ni romper la tarjeta. A partir de ella, luego los investigadores podrían llegar a rastrear a quien la utiliza.