Rosario, capital del "baile del caño" y el striptease - Asteriscos.Tv
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26 de abril de 2024
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Rosario, capital del "baile del caño" y el striptease
Hay talleres de striptease y masajes, baile del caño y reuniones de 'tupper sex'. Recursos a los que las mujeres rosarinas se van animando para enriquecer el sexo hogareño
13 de julio de 2008
Clases de seducción, talleres de striptease, lecciones para bailar en el caño y los secretos de uso de cada uno de los objetos eróticos que hoy se pueden adquirir en una reunión de tupper sex en el propio living de casa, son algunas de las invitaciones que en Rosario circulan desde hace más o menos dos años.

Captan a mujeres que quieren aprender algo más de lo que hoy el mercado dispone en materia sexual, revela Crítica de Santa Fe.

Un grupo de mujeres de entre 30 y 50 años se apoltrona en los sillones de un living en un departamento del centro. Con risas nerviosas y ojos grandes, hablan casi al oído mientras la coordinadora acomoda sus cosas sobre la mesa: cremas para masajes, aceites, plumas, antifaces, una palmeta y un vibrador que parece un lápiz labial.

“Chicas, podemos decir que con esto, salimos del tupper”, escupe una mujer bien producida, que andará por los 45. Entre carcajadas, comienza la demostración de la firma Sexto Sentido. Para muchas, un mundo a descubrir. La impulsora de esta marca es la psicóloga Laura Fleishman. Su emprendimiento aun no tiene dos años, y ya cuenta con una decena de visitas comerciales a Rosario.

“La idea es incorporar más placer en la vida cotidiana, para reavivar la pareja y salir de la rutina”, apunta Fleishman, mientras saca vibradores de 60 a 200 pesos.

La sex shop party arranca, pero sólo unas pocas se animan a lanzarse sobre los juguetes eróticos para saber lo que cuestan, qué sorpresas esconden y cuántos secretos son capaces de sacar a la luz. La mayoría los mira de reojo y se inclina por acariciar el envase de aceite con aroma a vainilla, el gel lubricante con sabor a dulce de leche y la bendita crema con extracto de maca peruana, más conocida como el “viagra natural”.

“Nunca usé un vibrador pero me muero de curiosidad. Una amiga ya va por el segundo, y ahora que tengo la oportunidad de no tener que meterme en esos sex shops espantosos en el subsuelo de una galería, me llevo el mío”, resume con picardía Mercedes, de 39 años, casada, madre de una nena de 9 y maestra jardinera.

“Soy masajista matriculada, masajeé hombres durante diez años, y todas sabemos qué pasa cuando una hace masajes. Por eso digo que he dedicado diez años de mi vida a masturbar hombres”, dice Paola Kulliok, directora de la única Escuela de Sexo del país que de tanto en tanto viene al encuentro de las rosarinas.

De 20 a 60 años, ellas son de clase media y media alta, y casi siempre profesionales. “Abogadas o amas de casa, de barrio o de country, todas queremos lo mismo”, explica Kulliok. “Las más jóvenes –agrega– vienen entregadas a complacer a ellos. Las de 35 a 45 quieren recuperar años perdidos y a veces desean disfrutar lo aprendido con sus amantes. Las más grandes, viudas o separadas, menos inhibidas, disfrutan de parejas nuevas”.

Kulliok contó el caso de “una chica que se había casado virgen y preguntó si el clítoris estaba dentro de la vagina. Nunca había tenido un orgasmo”.