Con Lula da Silva llegaron en esta gira más de 200 ejecutivos de las mayores firmas brasileñas.

Entre ellos están los grandes contratistas de obras públicas, como las constructoras Odebrecht y Camargo Correa.

Pero también trae al jefe máximo de Petrobras, José Gabrieli.

Al avión también subieron a los directivos de Embraer, la fabricante de aviones de Brasil que ve con interés nuevos negocios que se pueden abrir en Argentina; básicamente, la perspectiva de vender aeronaves a Aerolíneas (AA).

Como Embraer es una empresa brasileña y encima de gran tamaño, le sobran requisitos para recibir esa clase de financiación pública.

Claro que todo va a depender del monto que represente, sobre todo porque cada aeronave de las que deberían ser provistas a AA tiene un costo de entre 70 y 90 millones de dólares.

Con Lula llegaron también sectores de la metalmecánica brasileña, atraídos por la posibilidad de que finalmente los presidentes Lula y Cristina consigan cerrar la fabricación del vehículo militar Gaucho ya desarrollado conjuntamente por los Ejércitos de los dos países.

Los cinco ministros que acompañan a Lula demuestran la importancia económica que el presidente brasileño le da a este encuentro.

En la Argentina ya hay tres obras públicas donde participan empresas brasileñas y están en la fila siete contratos más.

Brasil es el principal inversor externo de la Argentina y eso juega cuando se definen licitaciones.