Venezuela revendió los 1000 millones de dólares que le había comprado a la Argentina el 4 del actual pasado y desplomó el precio de estos activos, ya castigados por la desconfianza en torno de las estadísticas oficiales de inflación.

Pese a ese gesto tan poco amistoso y a que el país pagó por esa colocación la tasa más alta en dólares desde el default (14,8%), el Gobierno analiza colocar antes de fin de año nueva deuda a Venezuela como parte de su programa financiero de emergencia para evitar el default ante el cierre de los mercados voluntarios, dijeron a LA NACION calificadas fuentes oficiales.

Aunque los técnicos de la Secretaría de Finanzas tenían en sus cálculos una emisión cercana a los US$ 2000 millones a Venezuela este año (para lo cual se emitieron unos US$ 2800 millones nominales), las fuentes indicaron a LA NACION que habrá otros US$ 1000 millones en este programa de colocaciones directas que comenzó en 2005 y que ya acumula 9240 millones de dólares.

"Se acordó para este año un total de 3000 millones de dólares, y 2000 millones ya se colocaron; así que antes de fin de año habrá otra emisión por 1000 millones", indicó un funcionario que participa de la estrategia, según indicó el diario. Otra fuente aclaró que, para evitar el derrape de la última vez, el Ministerio de Economía buscará adoptar "ciertas precauciones". Las opciones en ese sentido pasan por hacer emisiones más pequeñas o con bonos más cortos (lo que permitiría, a su vez, pagar tasas más bajas).

Además, se aclaró, "habrá que esperar un tiempo" antes de volver a hacer otra emisión, para que cicatrice el presunto enojo que causó en algunos funcionarios argentinos la decisión de Chávez de sacarse de encima tan rápido estos bonos.

En Economía intentaron que esa operación pasara inadvertida, pero Chávez la anunció en su paso por Buenos Aires, mientras sus funcionarios se preparaban para sacarse los títulos de encima, con la habitual operatoria de adjudicarlos a un grupo de bancos cercanos al gobierno venezolano, que aprovechan para comprarlos al tipo de cambio oficial y venderlos al paralelo.

Mientras los operadores locales advierten que otra emisión a Venezuela sería contraproducente para la estrategia de recompra de bonos que desarrolla el Gobierno, desde Caracas advirtieron que no hay demasiado espacio para seguir recibiendo los bonos argentinos y que si se concretara, el Gobierno debería pagar "una tasa de mercado".

En ese sentido, el vicepresidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), Ricardo Sanguino (oficialista), señaló, en diálogo telefónico con este diario que "en el caso de la Argentina y de otros países hemos cooperado para que puedan resolver algunos desajustes, porque es una directriz del presidente Chávez".

LA NACION le preguntó por qué esos bonos, una vez adquiridos, se habían revendido tan rápidamente. "Porque el Ministerio de Finanzas obliga a los bancos a no tener más del 30 por ciento de sus bonos en divisas y muchos ya estaban excedidos cuando se produjo esta colocación", contestó.

Se le insistió entonces con la pregunta que se hacen varios sectores: ¿No se cobró una tasa demasiado alta para un gobierno considerado amigo? Respuesta de Sanguino: "No se trata de una tasa cara o barata, sino de la que corresponde por las condiciones del mercado que el gobierno no puede alterar. La Argentina es un país con gran potencial económico, pero en ese momento se decidió respaldar a su gobierno por las condiciones generadas por el conflicto con el campo".

Pero el ex gerente de investigaciones económicas del Banco Central de Venezuela José Guerra dijo desde Caracas que "la Argentina se dejó sorprender por Chávez; no lo conocen: él no tiene amigos, sino aliados circunstanciales, y a su país le cobró una tasa casi de default". Guerra advirtió que la Argentina no debería confiar en Chávez como su prestamista de última instancia porque "la economía venezolana está entrando en crisis".