El partido entre Argentina y Nigeria por el oro de Pekín-2008, este sábado, tuvo un marco impresionante en el estadio Nido de Pájaro con unos 90.000 espectadores, aunque el ambiente careció de clima de final, incluso menor al que se vivió en Atenas-2004.

Con dos pequeños grupos que apoyaban a cada formación, con sus casacas nacionales aunque utilizadas por hinchas chinos, en el encuentro no se escucharon cantos y la emoción fuera del campo pasó por las "olas" o los murmullos cuando había situaciones de peligro.

En un ambiente poco futbolero, con pocos espectadores luciendo camisetas de fútbol, la historia de Atlanta-1996 o Sydney-2000 volvió a repetirse, en unos Juegos algo asépticos en líneas generales, pero mucho más en el fútbol, donde la fiesta se
traslada del campo a las tribunas y viceversa.

Pese a que Argentina contaba con un menú de estrellas como para volcar al público a su favor, las Aguilitas jamás se sintieron visitantes en el Nido.