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24 de abril de 2024
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Del Potro vendió cara su derrota
El tandilense dio todo en las 3 horas y 58 minutos de juego ante el escocés Andy Murray en EEUU. Lesionado y exhausto, batalló hasta el final. No pudo pero se fue aplaudido
4 de septiembre de 2008
El resultado dice que perdió Juan Martín Del Potro. Pero es el único que lo dice.

La racha de 23 triunfos consecutivos tuvo el broche pretendido por el tandilense. Se acabó el invicto que incluyó los cuatro títulos al hilo (Stuttgart, Kitbuhel, Los Angeles y Washington), se acabó el sueño en este Abierto de los Estados Unidos por culpa de Andy Murray, que se ganó muy bien el derecho a entrar en las semifinales después de imponerse por 7-6 (2), 7-6 (1), 4- 6 y 7-5 en el Arthur Ashe, y que a partir del lunes será el número 4 del mundo.

Es decir, no lo venció cualquier improvisado a este Del Potro que anoche, aquí, de tanto coraje, de tanto cuerpo y de tanta alma desplegada emocionó y se emocionó hasta que se le cortó la voz. Sentir así, de ese modo, con la piel y la carne sin saber cómo seguir, éso es ganar.

Murray, claro, salió decidido a moverlo a Del Potro. Con el slice como bandera y con drops y globos para manejar el partido a su antojo. De entrada, nomás, quedó planteado el duelo de estilos entre las sutilezas del británico y la potencia del saque y la derecha de Del Potro. Trepó hasta el 3-0 Murray y ya a los 16 minutos de juego estaba 4-1 arriba, con tres drops bien aplaudidos.

Con Guillermo Vilas presente entre las 15 mil personas, Del Potro se levantó y anduvo por primera vez. Con una doble falta se le escurrió el séptimo game al escocés y Del Potro tomó envión: 4-4, quebró otra vez para 5-4 pero no pudo mantener su servicio. La tensión era tan grande, se respetaban tanto, que los errores dominaban la escena. Llegaron al tie break y enseguida Murray (que cometió 4 doble faltas en aquel primer set) se escapó hasta el 7-2.

En el inicio del segundo parcial Del Potro pidió la asistencia del kinesiólogo por su molestia en el rodilla izquierda. Y lo volvería a hacer tras el 2-1 y luego del 3-2 a su favor. No volaba una mosca en Flushing. Llegaron 5-5 cada uno con su servicio, quebró Murray para 6-5 pero quebró Del Potro y fueron otra vez al tie break. Y otra vez fue implacable Murray con su abanico de golpes. Las fuerzas de Del Potro parecían empezar a erosionarse.

Y muy pronto dio toda la sensación que el partido se le iba al tandilense, cuando quedó 3-1 abajo al perder su saque con una volea ancha. Pero no. Levantó dos breaks en el octavo juego, quebró en el noveno y en el décimo se metió el 6-4 en el bolsillo. Ya iban tres horas de juego.

La recuperación se prolongó en el inicio del cuarto set, cuando Del Potro volvió a quebrar el saque de Murray. Pero cedió el suyo en el cuarto juego. Volvió a quebrar en el séptimo y nadie se atrevía a asegurar a esa altura de la noche para dónde iba a salir disparando el final de esta historia. Quebró Murray en el octavo y con un ace, más tarde, quedó 6-5 arriba. Se doblaba pero no se rompía Del Potro. Levantó un match point, pero le quedaba otro al británico.

Y metió uno de sus golpes con slice. Y la devolución de Del Potro se fue ancha. Y se terminó. La rivalidad entre ambos, aquella de los duelos en tiempos de juveniles y la discusión de este año en Roma, todo junto se evaporó con un saludo y una breve charla.