Cristina: “A veces siento un poquito de envidia de Brasil” - Asteriscos.Tv
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25 de abril de 2024
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Cristina: “A veces siento un poquito de envidia de Brasil”
Sorpresivamente, la Presidenta hizo esta confesión al elogiar a la clase dirigente brasileña y a sus empresarios por ser "sistemáticamente industrialistas"
8 de septiembre de 2008
La jefa del Estado argentino destacó que los hombres de negocios del gigante sudamericano son "sistemáticamente industrialistas" y también elogió a su clase dirigente. Advirtió que siempre las decisiones económicas son antes políticas.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner reconoció ayer que "a veces" siente "un poquitito de envidia de Brasil" al ver que su clase dirigente y en especial sus empresarios son "sistemáticamente industrialistas".

Lo dijo tras llegar a la localidad de Saupe donde inauguró una fábrica de molinos eólicos (impulsados por el viento) que van a generar energía eléctrica.

Sus palabras son doblemente significativas en la Argentina porque la empresa en Pernambuco pertenece a un empresario argentino: Enrique Pescarmona.

El industrial prefirió el gigante del sur porque -según dice en su edición de hoy el diario Perfil- allí hubo incentivos que la Argentina no ofrece. Invirtió 90 millones para los aerogeneradores que se instalarán en el norte brasileño, una materia en la que la allí muy distante Patagonia es el escenario ideal.

"La familia Pescarmona es un ejemplo de empresarios argentinos de cuatro generaciones que siguen apostando a la inversión y al conocimiento", dijo en la planta brasileña del grupo argentino.

"Se pueden tener infinitos recursos naturales, una gran extensión geográfica, pero si no se siente ese amor por la patria y ese espíritu de grandeza y de superación es muy difícil llegar a ser un país", destaca la información que ofrece hoy La Nación, que advierte que buena parte del discurso de la mandataria argentina habló del rol del Estado en la economía.

"Creemos en la política porque esto es lo que guía la economía de un país, y no al revés, como intentaron durante mucho tiempo hacernos creer", apuntó. "En realidad, no era que creyeran eso, era el argumento que podía venderse porque las verdaderas intenciones no las podían describir discursivamente y, entonces, era necesario envolverlas en una doctrina donde el Estado desapareciera", expresó.