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25 de abril de 2024
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Piden poder vender sin receta la "píldora del día después"
Ante la creciente demanda, farmaceúticos proponen entrevistar a la paciente para asesorarla sobre el uso adecuado de los anticonceptivos. Así, se "blanquearía" la situación
8 de septiembre de 2008
En la Argentina del revés todo funciona mal. Es el caso de la "píldora del día después". La ley en vez de regular la venta y proteger a las mujeres de embarazos no deseados, obstaculiza. Pero, como siempre pasa, la píldora sale "por izquierda" y se vende cada vez más.

"Todos saben que lo de la venta bajo receta termina siendo falso. Sería bueno blanquear la situación para tomar cartas en el asunto y facilitar el acceso a este método", dispara el doctor Marcelo Peretta, secretario del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital, entrevistado por Clarín.

"La farmacia puede colaborar en el control de la natalidad. En Washington existe un programa de anticoncepción innovador que permite a los farmacéuticos prescribir anticonceptivos de emergencia y asesorar para su uso correcto. Nosotros hemos presentado una propuesta a la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Alimentaria) en esa dirección", agregó.

Según Peretta, "estos productos son efectivos dentro de las 24 y 72 horas posteriores a la relación sexual. El hecho de que tengan que tener prescripción médica hace que la mayoría termine comprándola 'por izquierda'. En los hechos, la píldora del día después -cuya demanda va en creciente aumento - es una pastilla que sale prácticamente como de venta libre".

La propuesta es que los farmacéuticos entrevisten a cada paciente durante "25 minutos" para asesorarla sobre el uso adecuado de los anticonceptivos. "Para poder entregar el producto, el farmacéutico debería formularle preguntas concretas (ver El cuestionario) para descartar contraindicaciones", explicó Peretta.

"El cuestionario identificaría a las mujeres con factores de riesgo (como enfermedades de hígado, antecedentes de coágulos sanguíneos, fumadoras y obesas). En la farmacia deberían tomarle la presión, pesarlas y calcular su Índice de Masa Corporal", agregó.

Es difícil pensar cómo y quién podría controlar ese "procedimiento" cuando la venta sin receta ya es una práctica ilegal que casi no tiene sanciones en el país.

Además, la intención de los farmacéuticos de prescribir ellos mismos los anticonceptivos podría enfrentarse con otra realidad advertida recientemente por la ONG El Defensor de la Salud. Según un relevamiento que realizaron en 100 farmacias de la Ciudad de Buenos Aires, sólo 2 de cada 10 empleados son farmacéuticos.

"El 80% de los trabajadores de las farmacias son empleados comerciales y no son profesionales de la salud. En general, son personas que no poseen los conocimientos requeridos para ser 'informadores de salud'", subraya Cristian Matera, al frente de la ONG. "Además, por lo que recogimos entre mil clientes, son muy pocos los que acompañan las ventas con un consejo profesional", agregó Matera.

Como la ley no establece que deba haber un número determinado de farmacéuticos en el local, detectamos que hay algunas que sólo tienen un farmacéutico y 50 empleados que no lo son", contó Matera, y planteó reservas respecto al proyecto de los farmacéuticos de "avanzar" sobre las incumbencias de los médicos.

"Impulsan la creación del concepto denominado BIF (Bajo Indicación Farmacéutica), para poder recomendar algunos grupos de medicamentos de prescripción, como estatinas, anticonceptivos y antialérgicos, pero hay que estudiar y debatir si personas cuya formación está centrada en la composición química de los medicamentos pueden analizar el conjunto de los síntomas del paciente, algo inherente a la tarea médica", concluyó.