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26 de abril de 2024
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Triple crimen: una historia de cuatro traiciones
Todo indica que son las que cometió Sebastián Forza, y las que lo llevaron a la muerte. Poder, dinero, negocios ilegales, narcos, efedrina adulterada; un cóctel explosivo
12 de septiembre de 2008
Digna de una película pero tan cruda y real como la vida. Así es la historia del triple crimen de General Rodríguez que cada día ventila una nueva faceta más macabra que la anterior.

Primero fue un envío de 125 kilos de efedrina rebajada con sal que partió en barco del puerto de Buenos Aires hacia México, a principios de año. Le siguió la venta de una droguería obsoleta. Más tarde hubo una delación, una "entregada" a la Policia. El último eslabón de la cadena de traiciones consistió en cerrar un trato para abastecer el mercado narco mexicano, pero puenteando al contacto original del negocio.

Más allá de las manos en las que caiga el expediente por el triple crimen de General Rodríguez, por el momento en el caso hay una sola historia que -aún con piezas faltantes y contradicciones- explicaría los asesinatos, según analiza el diario Clarín.

Esa historia es la de Sebastián Forza y sus enemigos: los más antiguos, como el empresario Ibar Pérez Corradi, que lo había amenazado luego de no poder cobrarle unos 4 millones de pesos; y los más nuevos, como Luis Tarzia (con quien hizo negocios durante buena parte de los 2000), a quien habría traicionado al menos dos veces en los días inmediatamente anteriores a su violenta muerte.

Tanto uno como otro se relacionan con el comercio de efedrina con mexicanos. A Pérez Corradi le apuntan la viuda de Forza, sus abogados, la Federal y hasta la DEA, que lo tenía investigado por tráfico de precursores químicos; a Tarzia, en tanto, lo detuvo el 18 de julio pasado el juez Federico Faggionato Marquez junto a 9 mexicanos en un laboratorio de efedrina en Maschwitz.

Nadie citó a declarar aún a Pérez Corradi, quizá porque se planea imputarlo. Pero Tarzia ya habló mucho. Y el viernes se confirmó que apenas cuatro días antes de que cayera preso, Forza le había vendido una droguería que no servía porque no había sido autorizada para importar efedrina.

De acuerdo a quien se escuche los cañones apuntan a Tarzia, a Pérez Corradi o a ambos. Pero todas las versiones se remontan a los primeros meses del año, cuando -tal como anticipó Clarín- Forza habría mandado a México un cargamento de efedrina adulterado.

Los que señalan a Tarzia -a quien mañana Faggionato le ofrecería hablar como "arrepentido"- sostienen esta secuencia: Forza traicionó a los mexicanos (y a Tarzia) y luego intentó tranquilizarlos entregándoles dos autos y la droguería, pero ya en sus planes habría estado quedarse con la línea directa del contrabando. Para esto se habría juntado con Damián Ferrón (dueño de otra droguería) y Leopoldo Bina (quien tenía contactos en el puerto). Parte de este plan habría sido delatar ante la Policía el laboratorio de Maschwitz para que Tarzia cayera preso.

"El día anterior a desaparecer, Forza, Ferón y Bina se juntaron a almorzar. Estaban contentos porque pensaron que se habían quedado con el negocio y estaba todo bien con los mexicanos", explicó una fuente del caso.

De esa reunión también participaron un personal trainer, amigo de Ferrón y Bina, y una especie de guardaespaldas de Forza: Julio Posse, hombre con contactos en "inteligencia" que declararía hoy.

La otra versión indica que el negocio que tenían con Tarzia y los narcos mexicanos de Maschwitz es independiente de los envíos de efedrina a México, en los cuales el nexo habría sido Pérez Corradi.

Según esta hipótesis, este empresario habría adulterado la efedrina enviada a México sin avisarle a Forza, cuando advirtió que este lo iba a dejar afuera del negocio. También él habría sido el traicionado en la reunión de negocios que tuvieron las víctimas el mismo día de su desaparición en el Wal Mart de Sarandí. Tras ese último trato, los tres fueron directamente al lugar de su muerte.