Hay preocupación en el gobierno de Cristina Kirchner por el impacto que la crisis financiera internacional tendrá sobre el crecimiento de la Argentina.

Dólar, tarifas y superávit son los ejes de las medidas con que el Gobierno busca enfrentar el impacto de la crisis económica mundial.

También apelarán a una mayor coordinación y control de los organismos financieros del Estado.

Para determinar el nivel de preocupación que la crisis genera en el Gobierno, baste un dato: Cristina Kirchner -aseguran en la Casa Rosada- llama todos los días al presidente del Banco Central, Martín Redrado, para seguir la evolución del dólar y la crisis global, y al ministro de Economía, Carlos Fernández, y al secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, para recabar datos de ingresos y gastos.

Esos tres funcionarios, y el jefe de Gabinete, Sergio Massa, llevan adelante la estrategia para encarar el nuevo marco. Aseguran que las cuentas públicas, por el momento, no se afectan por la caída de los precios de la soja o el petróleo, el impacto más cercano a la Argentina. "El Presupuesto 2008 fue hecho con la soja a US$ 340 y el petróleo a 92, así que no tenemos que revisar el escenario general", dicen. Pero igual avanzan ya con un listado de medidas:

"Seguiremos con la misma política de flotación administrada que hasta ahora", dijo un alto funcionario. ¿Eso implica continuar como la semana pasada, cuando el dólar subió un centavo por día?, preguntó Clarín.

"Así es, la idea es que el peso no pierda competitividad, sobre todo frente a Brasil, que la última semana devaluó 5%. Hay sectores, como automotrices, papeleras o azúcar, que ya sienten esa presión". La Presidenta habló el tema con el titular del Banco Central brasileño, Henrique Meirelles, en un encuentro el jueves en Buenos Aires. "Si el peso se atrasa respecto al real, el mecanismo de comercio bilateral se desbalancea", dicen en el Ejecutivo.

En la misma línea de sostener la competitividad, la Presidenta ordenó el viernes una revisión de los aranceles de importación y exportación ("dentro de los márgenes de los acuerdos internacionales vigentes", dicen) para proteger a la industria local.

Buscan reducir los subsidios para reforzar la situación fiscal. Así, seguirá la política de ajustes de tarifas selectivos. En la primera quincena de noviembre se autorizaría la suba para la electricidad en el segmento mayorista, el valor que cobran las usinas, achicando el subsidio al combustible. "No impacta a los consumidores, pero sí a las empresas", dicen en el Gobierno. Antes de cerrar el tema quieren evaluar la inflación de octubre.

El Estado seguirá incrementando sus depósitos en el Banco Nación, para que éste tenga fondos y otorgue créditos con tasas más bajas. "La línea de 12% a 5 años, que tiene $ 1.500 millones disponibles, otorgó créditos por 800 o 900 millones, mitad a la industria y mitad al campo. La idea es sostener el nivel de colocaciones en el Nación para que continúe con esa política". Parte de esos créditos podrían derivarse a obras públicas.

"La recaudación creció 42% en setiembre, pero los gastos se mantienen igual", dicen en Economía. Buscan que 2008 cierre con un superávit de 3,27% (como adelantó Clarín) en lugar del 3,15 que figura en el Presupuesto. Con el excedente, el Gobierno podría hacer a fin de año una recompra importante de deuda, más allá de las licitaciones hoy vigentes. Los excedentes de caja, además, servirían para sostener el tipo de cambio.

Seguirán con la renegociacion de los Préstamos Garantizados y el canje de bonos en default. Sobre éstos, el lunes el Gobierno firma la "Engagment Letter" que da indemnidad ante juicios a los bancos intervinientes.

El jueves se publicará la oferta. Entre ambas operaciones, buscan que ingresen entre 2.500 y 5.000 millones de dólares frescos para dar más oxígeno a los vencimientos de 2009.