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28 de marzo de 2024
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El plan del Banco Central para calmar un dólar en llamas
Redrado quiere demostrar que los depósitos en pesos son la mejor inversión. Y venderá más divisas. Se niega a liberar la cotización para luego bajarla, como hizo Brasil
12 de octubre de 2008
Pese a la crisis bancaria mundial y las devaluaciones de los países vecinos, en el Banco Central aseguran que el dólar no va a pegar más saltos bruscos y que venderán las reservas que haga falta para garantizarlo. No prometen fijarlo en los $3,27 que cotizó el viernes (el pico de la era Kirchner), pero sí procurarán que en adelante sea más rentable colocar el dinero a plazo fijo que comprar divisas. Es lo que ocurría hasta el mes pasado, cuando la cotización subió un 3,6% –de 3,05 a 3,15– y aventajó a cualquier otro destino para los ahorros. La autoridad monetaria también habilitará subas de las tasas de interés adicionales, que se trasladarán a los plazos fijos.

Según el enviado de Crítica de la Argentina a Washington, Alejandro Bercovich, el titular del Central, Martín Redrado, trajo a su plana mayor de técnicos y directores a la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial. Todos siguen el derrumbe financiero mundial, pero con un ojo puesto en la City porteña, tras una semana en que tuvieron que salir a calmar un rebrote de la fiebre del dólar. Desde mañana harán más audaz la misma estrategia, según confiaron a Crítica de la Argentina fuentes confiables de la autoridad monetaria.

El plan consta de tres ejes:

* Venderán reservas para abastecer la demanda de los ahorristas atemorizados por la crisis mundial. También la de las empresas, aunque al actual precio ya son menos las que apuestan a subas mucho mayores.

* Propiciarán una suba de las tasas de los plazos fijos para frenar la estampida hacia el dólar. El viernes se encarecieron los préstamos entre empresas y esta semana los bancos empezarían a pagar más del 15% anual para retener el dinero de sus clientes.

* No fomentarán la vuelta de los depósitos en dólares, como se evaluó la semana pasada en el pico del pánico mundial. Temen que eso reavive lo más explosivo de la convertibilidad.

Los popes del Central aseguran que el plan cuenta con el respaldo de Cristina Kirchner, quien se pronunció a favor del “tipo de cambio flotante administrado”. El latiguillo, con acento en lo de “administrado”, es el mismo que repitió ayer por la tarde Redrado en dos reuniones a puertas cerradas con banqueros y brokers de agencias de inversión norteamericanas.

Pero el mecanismo tiene sus detractores en el kirchnerismo, como la titular del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, y algunos en el Ministerio de Economía. Tal como informó este diario, esa ala propone que el Central no venda más reservas y deje que el dólar suba un escalón, hasta $3,50, para luego bajarlo unos diez centavos y “castigar” a quienes hayan comprado caro.

La respuesta tronó desde la capital estadounidense. “Sería un suicidio. Si el dólar se va a 3,50 la gente sólo va a preguntarse cuándo llega a cuatro. Y ahí vamos a tener que vender 5 mil millones en vez de 500 para frenarlo”, dijeron las fuentes.

La idea de quienes aprietan el gatillo de las reservas es que a diferencia de Brasil, donde el dólar puede subir 80 centavos en dos semanas y pocos se enteran, la economía argentina aún está muy pendiente del billete verde. Un poco por la mayor dependencia de las importaciones y otro poco por la memoria de quienes perdieron plata por no haberse refugiado en el dólar antes de las crisis de los últimos treinta años.

El secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, coincide con Redrado. “Hay que acomodar las intervenciones en el mercado día por día. Esta crisis no deja margen para otra cosa”, les dijo a sus colaboradores. Es el nexo del equipo económico con el jefe de Gabinete, Sergio Massa, otro joven sub-40 como él.

Los estrategos del Central dicen haber sacrificado menos reservas que sus pares de la región y con mejores resultados. Citan el caso de Brasil, que entregó 10 mil millones de dólares la semana pasada, y de México, que volcó 9 mil millones. Y niegan haber puesto más de 500 millones, aunque en la City detectaron ventas por 1.160 millones. Omiten que a ellos les jugaron a favor los exportadores que liquidaron divisas y la pequeñez del mercado local, por la ausencia de inversores externos.

“Las reservas están cerca de 47 mil millones y vamos a seguir vendiendo lo que haga falta. El nivel óptimo está bien por debajo de los 40 mil”, calculan.

Lo único que haría añicos sus planes es una fuga masiva de depósitos de los bancos. Pero aunque admiten que la semana pasada hubo una sangría (aún no hay datos oficiales), aseguran que se frenará cuando las tasas suban. Por eso elevaron dos veces en los últimos quince días lo que el Central cobra a los bancos privados por préstamos de corto plazo (pases).

Los economistas más consultados del sector privado descartan por ahora un escenario de fuga. Lo que sí notó el Central es un crecimiento de los bancos nacionales (públicos y privados) en detrimento de los extranjeros, más golpeados por el tsunami externo. En los 90 estos últimos tenían el 60% de los depósitos. Hoy tienen sólo un tercio, casi lo mismo que las otras dos patas del sistema.