Diego y la generación del '86: la camiseta pegada a la piel - Asteriscos.Tv
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18 de abril de 2024
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Diego y la generación del '86: la camiseta pegada a la piel
Maradona fue el capitán de un equipo que alcanzó por última vez la gloria de un título mundial. También el líder del subcampeón cuatro años después. Hombres de honor
28 de octubre de 2008
Por Roberto Aguire Blanco

Las críticas contra Carlos Salvador Bilardo arreciaban a dos meses del inicio de la Copa del Mudo de 1986 en México, inclusive desde altos lugares del poder de turno del ex presidente Raúl Alfonsín, se manejaban nombres de reemplazantes del “Narigón”.

En la gira por Europa, previa a esa cita mundialista, Diego Maradona ya capitán de ese histórico grupo de hombres, también cuestionados, juntó a todos sus compañeros en el lobby de un hotel de dudosa categoría y le arengó:

“Nosotros bancamos a este entrenador. Nosotros llegamos juntos hasta acá porque tenemos ganas de alcanzar la gloria. Vamos a demostrarles a todos que podemos, vamos a taparles la boca a los giles. ¡Vamos a ser campeones mundiales!”, dijo el “Diez.

Esa mística, que aún perdura hoy en el sentimiento del jugador más grande de la historia, por donde corre sangre celeste y blanca, se materializó con un campeonato inolvidable que hizo felices a millones de argentinos.

Ese equipo, que como todos también se terminó de moldear durante el desarrollo del certamen, ganó el título invicto, triunfó en seis partidos y solo empató uno, demostró calidad futbolística, y más allá de un funcionamiento casi de relojería, elevó a la categoría de Dios del Olimpo futbolístico al “Pelusa” de Villa Fiorito.

Le ganó a Corea, a Bulgaria y empató con Italia para clasificar primera en su grupo, luego derrotó a Uruguay 1 a 0 en los octavos de final, en un choque “caliente” de rivalidad rioplatense.

Días después llegó un momento irrepetible, el 22 de junio de 1986 cuando Diego con la mano de Dios y el gol mas maravilloso de la historia se convirtió en el “vengador anónimo” de millones de argentinos, al vencer a Inglaterra 2 a 1 y acceder a las semifinales.

Con dos goles del astro se sacó del camino a Bélgica y llegó a una final soñada ante Alemania Federal donde demostró una gran capacidad de equipo que maravilló al mundo.

Los “teutones” imaginaron que aislando con marca a Diego, Argentina no tenía vida futbolística y allí apareció el equipo con Héctor Enrique, Sergio Batista, Julio Olarticoechea, Oscar Ruggeri, Nery Pumpido Ricardo Giusti, José Luis Cucciufo como figuras que brillaron con luz propia.

Primero el gol de cabeza de José Luis Brown, luego el 2 a 0 de Jorge Valdano, y a diez del final, cuando los alemanes ya habían empatado el partido, un pase de magia de Diego, habilitó la corrida mas excitante de su vida de Jorge Burruchaga que terminó en el definitivo 3 a 2 y campeones mundiales.

Esa base viajó cuatro después a defender el honor a Italia 1990, y si bien el camino fue escabroso y de poco fútbol, el grupo sacó a flote la mística de aquel día del hotel de 1986 y alcanzó la final por segunda vez consecutiva de una Copa del Mundo.

Fue el mundial de los penales atajados por Sergio Goycochea y los goles inolvidables ante Brasil e Italia de Claudio Caniggia, además de las actuaciones de Pedro Troglio, Oscar Ruggeri, Batista y Burruchaga.

Todo ese sueño se decapitó para las ilusiones nacionales cuando se perdió la final ante Alemania 1 a 0, con un gol de penal a cinco minutos del final. La ilusión del título se hizo añicos, pero el honor quedó muy alto.

La mística, el orgullo, el amor por esta camiseta quedó reflejado una vez más en el rostro lloroso de Diego en el palco oficial. Como un chico, allí estaba presente la fotografía que después se perdió y no se recuperó más. El dolor por la derrota.

Era la entrega de los hombres que sienten la camiseta de Argentina como su propia vida. Ya era tiempo de un poco de orgullo y honor. Muchachos es hora que de enseñarnos a ganar.